Buddy Daddies

467 14 2
                                    

Me llamó la atención por su sobresaliente tono de cabello, agachado encima sus tobillos, buscando entre todos los dulces existentes, murmullando acerca sabores, olores, texturas o si podrían "gustarle". Recorrí un par más de pasillos en el supermercado así que verlo aún en la misma posición que hacía unos 20 minutos antes fue bastante extraño, es decir, un adulto, a media mañana dejándose la cabeza pensando qué dulces eran más convenientes para la ocasión. Al acercarme lo suficiente pude notar una horquilla de flores para cabello sujetando su flequillo, una liga para el cabello y un suéter para una niña alrededor de los 6 años

—A las pequeñas de su edad suelen gustarle las gomitas por los colores vistosos así que te recomiendo estas— Cogí un paquete del estante para enseñárselo de cerca— Son mis dulces favoritos desde siempre

—Ahhh... —Dudó— ¡Ya veo! Aunque no estoy seguro sobre el sabor o la consistencia

—Tengo algunas en mi bolsa— Saqué un empaque abierto de mi bolsa para que pudiera probarlas, eran mis golosinas preferidas, no iba a dejar que nadie pusiera en duda esos dulces en específico— Toma una, con confianza

—Muchas gracias— Se llevó el producto a la boca y de inmediato cambió su reacción por completo— ¡Definitivamente le gustarán a Rei!

—¿Uh? — Me incliné haciendo una reverencia para disculparme— Fue grosero de mi parte suponer que la ropa pertenecía a una nena, lo siento mucho

—Jejeje, no te preocupes, tengo una pequeña que cuidar. Pero el chico con el que vivo es un completo loco por las cosas deliciosas como esta— Sonrió con mucha energía— ¡Gracias por ayudarme!

—Gracias a ti por aceptar dulces de una extraña— Reí levemente cubriendo mi boca con el dorso de mi mano

—... Muy dulce... — Enfoqué la vista de nuevo en sus ojos rojizos

—¿Sí?

—¡Ahh! Estos... Son muy dulces jejejeje— Estaba nervioso por alguna razón que no alcanzaba a comprender

—Un placer conocerte... Ahhmm...

—Puedes llamarme Kazu

—Un gusto, Kazu. Mi nombre es T/N

Me despedí con una sonrisa tranquila, tan calmada como pude formarla en mis labios; por ningún motivo debía notarse que me había resultado sumamente atractivo, su voz también era agradable, ya ni hablar de lo fino de sus dedos. Caminé varios pasos en dirección de las cajas de cobro alejándome rápidamente de ahí al recordar que mencionó que vivía con un mu hacho, casi de inmediato sentí una mano tocar mi hombro sólo cubierto por una granja de tela delgada correspondiente a mi vestido favorito para el verano

—Hey, lamento preguntar tan repentinamente, pero si tienes tiempo... — Apartó la mirada y posó su mano por detrás de su cabeza, como si estuviera avergonzado de decir algo— Podemos ir a tomar algo ahora. Conozco un bar cerca de aquí

—Lo siento... Te juro que me encantaría. Compré algo congelado así que debería llegar pronto a casa— Era realmente fácil hablar con él, mi ansiedad social casi era imperceptible con él

—Podríamos ir a mi casa entonces. Queda aún más cerca

—No lo sé... Podrías ser un asesino a sueldo que trata de ganarse mi confianza o algo así— Hizo una cara de sorpresa inesperada ¿Había sido demasiada extraña mi pregunta? —Eh... Era sólo una broma... no quise ser rara. Me refería a que nos conocemos hace 5 minutos así que...

—Jajajjaa. Sólo quiero darte las gracias por lo de antes... Jajajaja. Fue un poco raro, pero sigue siendo... —Levanté mi pelo desde atrás para dejar que el aire circulara por mi nuca, estaba muriendo por el calor — ...Muy dulce...

Antología de HusbandosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora