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Un beso en el metro
Fue todo tan violento
A veces tan frenético
Me desespero

Un adolescente pelinegro le decía constantemente a su enamorado, “ruego a todo el universo que en esta vida, en la que siga y la siguiente, te encuentre y me sigas amando tanto como yo te amo a ti”

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Un adolescente pelinegro le decía constantemente a su enamorado, “ruego a todo el universo que en esta vida, en la que siga y la siguiente, te encuentre y me sigas amando tanto como yo te amo a ti”

—¿A dónde se fueron esas hermosas palabras?—. Se preguntaba el rubio en voz alta, perdido en sus pensamientos, regresó al mundo que lo rodea, viendo de frente a su amigo rubio. —¿Kenny?, ¿en qué momento y por qué estás aquí?

—Vine hasta tú facultad para llevarte a comer, agradeceme por haber caminado tanto. —Kenny se veía animado y eso alegro a Tweek, la nueva pelea de ayer con Craig le quitaba energías, pero ver a su amigo lo hacía sentir relajado. Sonrió siendo correspondido.

—Ya ya, lo agradezco, ¿y cómo vas a invitarme si termino yo pagando?. — Guardaba sus cosas mientras reía cómo Kenny llevaba una mano a su pecho indignado.

— Te estoy invitando a que nos invites a comer, mierda Tweek, eres cruel. — habló dolido, para luego reír junto al Tweak.

Caminaron a la cafetería más cerca, Tweek estudia en la facultad de artes y Kenny en la de gastronomía, no pregunten porque ni el sabe por qué escogió dicha carrera.

Entraron al establecimiento, eligieron cada uno que va a comer y posteriormente se pusieron a hablar de lo que hicieron. Tweek era un ser nervioso y tímido, era como un perro chihuahua tembloroso pero cuándo algo le apasionaba, lo cuenta con tanta delicadeza y cariño, era como ver a otra persona diferente. Kenny se sentía honrado por ser de los pocos que podían ver esa faceta en el rubio; aunque a decir verdad, a veces no le prestaba atención pues solía perderse entre esa mirada tan dulce e inocente, esa piel tan lechosa hermosa, esos labios resecos con mordeduras, tan lindos, todo en el era un arte puro, Kenny estaba enamorado de su amigo hace mucho tiempo, lo ama tanto, tanto que dejó el camino libre a Craig para que solamente Tweek pueda ser feliz, porque si el lo era, Kenny también.

Asi siguieron, hablaron desde las clases, los horarios, el día a día, hasta temas más triviales.

—Y, ¿cómo van las cosas con el cara culo de Tucker?—. Preguntó Kenny, dándole otro sorbo a su bebida.

El semblante armonioso de Tweek cambió bruscamente a uno melancólico, cosa que no pasó de desapercibido por el rubio, quién dejó su refresco de lado, para sostener ambas manos que empezaron a temblar.

—Tweek, ¿qué ocurrió?—. Vuelve a cuestionar con grave tono de preocupación y enojo hacia el Tucker. Tweek no dijo nada, pero su actitud lo dijo todo, temblaba más de lo anterior, sus ojos se empezaron a llenar de lágrimas, se mordía los labios que tanto Kenny anhela besar.

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