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De nuevo hueles a licor

Todos queremos un final feliz, independientemente cómo sea, solo que sea agradable y lleno de tranquilidad, ¿no es así?

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Todos queremos un final feliz, independientemente cómo sea, solo que sea agradable y lleno de tranquilidad, ¿no es así?

Y no, no hay que culpar a nadie; los sentimientos suenan cómo algo tan sencillo de entender pero es totalmente diferente el decirlo a hacerlo. Ni siquiera sabe porque se dejó llevar y al principio le gustaba, ¿cómo?, fácil. Hay momentos que el pensar y el sentir cambian radicalmente, puedes estar completamente seguro de una cosa pero a unas cuantas semanas puedes estarte arrepintiendo. Cómo una montaña rusa, sube y baja, mantiene una sola dirección pero de repente puede cambiar abruptamente a otra y hay veces que no tenemos a personas para detenerlo... te quedas ahí, sentado en el mismo lugar, esperanzado a que alguien lo detenga.

Craig era y es una montaña rusa.

Un cambio constante, tan doloroso, sus lágrimas no habían dejado de salir, hasta ahora, qué ya no podía ni siquiera sacar aunque sea una sola gota. Un nudo en la garganta era suficiente para sentirse aún más asfixiado, las marcas en las comisuras de sus ojos esmeralda eran rojas por restregarlas intentando borrar cualquier rastro, incluso, querer suprimir el día que la conocio.

Porque ese momento fue su penitencia.

Tal vez Tweek se sintió así o peor, era claro para él, se lo merecía. Porque cuando Tweek estaba llorando en completa soledad, él estaba en los brazos de la pelinegra, porque cuando Tweek se encontraba acurrucado en la fría cama matrimonial, él estaba con esa pelinegra durmiendo calidamente. Porque Tweek no tenía permitido entregar nada a nadie, él, él le había entregado cada parte de su cuerpo a la pelinegra.

Incluso Tweek en varios ocaciones tuvo que irse con el corazón roto de los puntos de reuniones en las que se habían citado y Craig se encontraba caminando de la mano con la chica.

Tweek regresaba solo a casa y la pelinegra siempre fue acompañada por Craig.

Apenas lo supo y se sintió aún peor, era su paga, todo merecido. ¿Y por qué no lo deja?, ¿por qué se empeña en amarrarlo una y otra vez?. Tucker acepta que le atraía la chica, pero de Tweek, oh dulce Tweek. De él se había enamorado, porque a pesar de ya haber tenido una novia antes del Tweak, con él se sintió como si fuera su primer y único amor. Nadie podía hacerlo sentir como el rubio.

Y es fácil decir que lo dejara y claramente no lo desea, teme a perderlo por completo... Como ahora, todo se le había salido de las manos, tener a alguien como Tweek ya sea amigo, conocido, familiar, era una dulzura. Quién conozca al rubio quedaría encantado con él, qué lástima.

La soledad era su única acompañante, Clyde y Tolkien al enterarse pidieron un tiempo para digerirlo, su hermana se encontraba fuera de colorado, sus padres llegarían dentro de dos semanas. Tweek, a quién más anhelaba tener a su lado, ya no estaba, su ser era invadido por una enorme ola de tristeza. Y ahora, el alcohol era el perfecto consuelo.

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⏰ Última actualización: Jun 19 ⏰

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