Aoi estaba sentada junto Ayumi, no le habló mucho mientras estaba despierta, pero, si la vida le dio otra oportunidad, no la desperdiciaría. Serían más cercanas que antes.
–me pregunto cómo terminaste así, te veías como alguien tan fuerte.
–mhm, mhm– Ayumi comenzó a hacer ruidos extraños mientras habría un poco los ojos– ¿Aoi? ¡Oh, Aoi!
– ¡espera! Llamaré a la señorita Kanroji.
Aoi salió de la habitación, buscó a Mitsuri por toda la finca, claramente no estaba; decidió llevar a Ayumi a la finca agua. Agarró papel, tinta y un pincel, escribió una nota, diciendo:
Kanroji,
Si lee esto, Ayumi despertó. La llevaré a la finca de Tomioka para que salga un poco, Kocho está fuera, por lo que no puedo ir con ella.
Aoi Kanzaki.
–bueno, Ayumi, ¿puedes caminar o te cargo?
–odio pedir esto, pero ¿podrías cargarme?
Aoi quitó cuidadosamente los cables que Ayumi tenía en su cuerpo, la sentó en la cama, estaba a punto de cargarla y llevarla con Giyu. Cuando vio su cabello, había crecido aunque estaba en coma. Estaba sumamente enredado agarró el cepillo y empezó a cepillarlo.
–mi hermano solía peinarme cuando era pequeña, era muy muy malo, pero yo aprendí a peinarme. Gracias por recordarme eso.
Ayumi se sentía feliz, sentía de nuevo el calor del cariño de alguien.
–pero, Ayumi, tenemos la misma edad.
–no me importa, quiero tratarte más. No lo sé, podrías contarme un poco sobre ti mientras vamos a la finca.
Ayumi se dio cuenta de que había unos tulipanes. Le dijo a Aoi que se los pasara, ya que pensó que era un gesto bonito, convencida de que fue Giyu quien las llevó las abrazó mientras las olía.
–Giyu es un gran amigo, mira que traer tulipanes en una época que no crecen.
La risita que Aoi dio se escuchó por todo el cuarto, dejando a Ayumi muy confundida.
–Genya fue el que te trajo las flores. En fin, rápido, vayamos a su finca; si no nos apuramos se nos hará de noche y un demonio aparecerá.
Después de que varios de los kakushis de la finca amor revisaran a Ayumi, dedicieron que sería mejor que un kakushi las acompañara, las dos emprendieron su camino a la finca. En el tiempo que les llevó, Aoi le contaba todo tipo de anéctodas que le habían pasado mientras cuidaba personas en la finca mariposa, la mayoría eran chistosas. Era realmente movido trabajar ahí.
Después, Ayumi empezó a hablar de su hermano, diciendo maravillas de cómo él era tan fuerte y siempre la cuidó, de cómo se mataba trabajando para darle la mejor vida posible.
–en fin, sí, muchos gritos salen de la boca de ese cazador de pelo amarillo. Tienes suerte de haber estado en coma y no escucharlo.
–si tú lo dices. Lo malo es que ahora tengo un dolor de espalda terrible. No puedo esperar a llegar a mi casa y acostarme en mi futón.
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Medusa «kny x oc»
أدب الهواة"¿Por qué te gustaba tanto el mar? ¿Será que desapareciste en él? Como los poemas que tanto amabas, tu presencia se quedó impregnada en mi ser... o tal vez sólo eres un recuerdo al que me aferro para no perder la cordura que me queda." Ayumi Durand...