𝗟𝗨𝗩𝗦𝗢𝗟𝗗 | RENMIN

luvsold 4/9

Renjun espera que el cruce de la lista sea sencillo. Espera que Jaemin le bese la frente por la mañana, o que le pida la mano para poder ver si Renjun realmente disfruta que le besen las yemas de los dedos. Pero no es así.

En cambio, Jaemin encuentra tiempo para ellos.

En su día libre, una vez que Renjun acaba de salir de la ducha y cuando su cabello todavía está empapado. Jaemin entra al baño y halaga la forma en que Renjun se ve lindo con el atuendo que lleva puesto- sólo una sudadera con capucha y pantalones cortos. Renjun no cree que parezca nada especial, pero acepta el cumplido y le devuelve uno a su amigo.

Luego, Jaemin maneja un peine en su mano y ayuda a cepillar el cabello mojado de Renjun, parado justo detrás de él mientras lo mira a través del espejo, sonriendo.

Cuando Renjun espera un beso rápido en los lugares, recibe más.

Obtiene total intimidad de Jaemin, quien lo toca y lo sostiene como si mereciera que lo sostuvieran, como si quisiera que lo sostuvieran.

—¿El que sigue? —Jaemin susurra en un tono ligero mientras coloca el peine en el mostrador.

Renjun asiente.

Entonces, Jaemin frota sus pulgares en los músculos de la espalda de Renjun por un momento antes de deslizarlos por su cuello, moviéndose hasta que lleva su mano a su nuca, hasta que Renjun mira hacia el techo, evitando los ojos de Jaemin.

Labios contra su sien, pronto manos sobre su cintura. Renjun sonríe cuando Jaemin tararea contra él.

Es gentil. El beso es como una pluma y le da a Renjun una sensación de seguridad, recordándole que este es el momento en el que necesita existir, recordándole que él y Jaemin son los únicos dos en el baño, los corazones latiendo juntos, la soledad rodeándolos.

Mientras se alejan, las manos de Jaemin permanecen pegadas a la cintura de Renjun, sus ojos se abren un poco mientras lo ve moverse hasta quedar frente a él.

—¿Vas a mantener ese en tu lista? —Jaemin pregunta con ojos que leen con asombro.

Él responde con un asentimiento, ya cavando en su cerebro para recordar uno de los puntos de Jaemin en su propia lista.

Siempre hay algo tan amable en los ojos de Jaemin y en su agarre, y Renjun siempre lo ha adorado. Desde que debutaron por primera vez y cuando hacían el tonto juntos, la dulzura en la expresión de Jaemin nunca ha dejado de hacer que Renjun se sienta seguro.

Acostarse en la misma cama es familiar, el agarre de Jaemin en su cintura mientras yacen allí es muy familiar, pero pararse en el baño mientras Renjun empuja su nariz contra el cuello de Jaemin es un poco desconocido.

Es nuevo, y Renjun le hace saber que puede ser un poco inexperto en todo esto, ya que en realidad nunca ha tenido tiempo de besar a nadie fuera de su apretada agenda. Pero, sus labios presionan la garganta de Jaemin con tanta fuerza que casi se aparta preocupado de que se está moviendo demasiado rápido.

Renjun es un tonto por el romance.

Las películas que mira, los libros que termina leyendo, los mira con completo asombro mientras los personajes se tocan con tanto fervor, lujuria y deseo. Él anhela tocar, dar y recibir, y su corazón le dice que le dé a Jaemin un beso que hará que su respiración se corte en la forma en que Jaemin ha logrado que lo haga en los últimos dos días.

Garganta.

Jaemin había escrito en sus notas: mi garganta.

No su cuello, de lo contrario, Renjun estaría sumergido allí, presionando la nariz bajo el lóbulo de la oreja de Jaemin y tal vez con los dientes clavándose un poco en la piel si pudiera hacerlo.

Inclina la cabeza hacia un lado e incluso chupa la piel de Jaemin mientras sostiene la parte posterior de su cuello, asegurándose de que su beso valga la pena. Se aleja mientras Jaemin exhala, guiando el frente de Renjun hacia el suyo, hasta que ambos están lidiando con corazones palpitantes y cabezas nubladas.

Renjun deja un par de besos ligeros allí antes de alejarse.

—Joder. —susurra Jaemin.

El estómago de Renjun zumba ante la palabra. Le gusta cómo suena en la boca de Jaemin.

—¿Vas a mantener ese en tu lista?

Jaemin mueve sus dedos por el cabello de Renjun mientras suspira, asintiendo con una ceja arqueada, como si fuera la cosa más obvia del maldito mundo.