☆UNO☆

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Llovía.
Su corazón estaba destrozado, su vida había cambiado rotundamente luego de conocerlo y ahí estaba ella,despidiéndose de su amor hundida en una gran tristeza.
Kagome tenía 26 años, hacía más de diez que había escapado de casa por constantes maltratos de los que decían ser su familia y lo conoció cuando ya vivía en la calle.
Tratando de conseguir algo de alimento, esa noche se paró en la entrada de un caro restaurante, consiguiendo sólo el rechazo de quienes ingresaban o salían de él, cuando pedía un poco de pan o una ración de comida.
Después de pasar una hora bajo el frío clima de ese día, resignada estuvo a punto de marcharse con el estómago vacío, cuando lo vió.
Inu No Taisho...
Apuesto, elegante, seductor y algo mayor que ella, pero Kagome se perdió en sus ojos dorados y brillantes.

-No es hora de estar en la calle,niña- le dijo con voz grave, lo que la hizo estremecer.

-Yo..yo solo, quiero comer algo señor- admitió avergonzada.

-¿No tienes familia y hogar?- preguntó mirándola a los ojos.

-No. Yo escapé..- decía dudosa de seguir explicándole a un desconocido, sus motivos de su actual condición.

-Ven conmigo- simplemente le dijo, y le tendió su mano.

Ella no sabia que hacer, pero por algún motivo confió en el hermoso desconocido que le ofrecía una sonrisa.

Esa noche comenzó su nueva vida, con apenas dieciséis años, ambos se enamoraron al correr los meses que vivieron juntos.
Dada la diferencia de edad, los primeros dos años Inu No Taisho la presentaba como una protegida, pero antes de cumplir la mayoría de edad le propuso matrimonio.
Los siguientes años fueron los mejores, Inu No Taisho era dueño de una empresa multinacional y su posición económica era algo más que cómoda.
Viajaron por el mundo, conoció personas importantes, se vistió con lo mejor, Inu le cumplía todos sus deseos; todos menos uno.
Ser madre era su mayor anhelo pero su esposo se mostraba esquivo cada vez que tocaban el tema y jamás habían llegado a concretarlo.

Ahora todo se había acabado..bajo tres metros bajo tierra el cadáver de su cónyuge descansaba en paz.
Inu No Taisho había perdido la batalla contra una dura enfermedad, y la dejó sola en el mundo, muerta en vida.

Fue la última en abandonar el cementerio, con los ojos rojos e hinchados de tanto llorar se dirigió al hogar que alguna vez fue su lugar de calma; ahora éste se encontraba vacío, frío y demasiado espacioso.
Llegó derecho al bar y se sirvió un vaso de whisky sin hielo, su celular sonaba constantemente pero lo dejó en silencio para no ser molestada mientras se ahogaba en alcohol; después de tres o tal vez más tragos,su cuerpo comenzaba a recuperar el calor que se le había esfumado fuera, y fue entonces cuando escuchó a sus espaldas el sonido de unos pasos fuertes.
Giró su rostro y quedó congelada en aquel alto taburete.

-¿Inu..?- dijo antes de caer inconsciente de la impresión

Cuestión de genética Donde viven las historias. Descúbrelo ahora