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—¿Segura que quieres hacer esto?—preguntó mi padre a mi lado.

—Faltan meses para que inicie la universidad, debo tener claro que es lo que quiero.

—¿Y lo que quieres es iniciar un taller de dibujo? —-cuestiona.

—Encontraré lo que me gusta.

He decidido seguir el consejo de Shelly, buscarme a mi misma y que es lo que me define como persona.

El encargado nos muestran las instalaciones, no sólo tienen clase de dibujo sino que también de pintura, actuación, canto, diferentes idiomas, música, danza y teatro. El lugar es enorme y es de cinco plantas, hay muchísimo espacio para cada sección y cuenta con su mini teatro propio que aún no está listo.

El encargado cuenta que a raíz de un incendio que hubo hace algunos años modificaron aún más las instalaciones puesto que antes no contaban salones para impartir clases de pintura, dibujo y canto.

A partir de este suceso mejoraron la seguridad y las instalaciones.

Nos presentan a la persona que fundó este lugar y me dan la bienvenida. Me indican que iniciaré en dos dias y que en cualquier momento puedo cambiar de taller sin problema alguno.

Mi padre y yo nos retiramos, le pido que me deje en el centro comercial donde me encontraré con Celeste, que después de insistir mucho accedió a hablar conmigo, aunque no sabe que de que tse trata todo.

Subo a la segunda planta donde se encuentra un local de comida.

Ella me espera allí, y cuando se percata de mi presencia me da una sonrisa que no le llega a los ojos. Parece un poco tensa.

La saludo y entramos al lugar.

Ya en la mesa ambas ordenamos un platillo ligero para el almuerzo.

Cúando los platos llegan comienza a comer sin decir nada, echándome miradas extrañas. No tiene su habitual alegría, cuando me vio no salto con alegría ni se emocionó como suele hacerlo.

—¿Esta todo bien?—suelto la pregunta—Has estado muy extraña.

Agacha la cabeza evitando mi mirada. ¿Que le estará sucediendo? ¿Tan grave será para que haya apagado su brillo?

—Sabes que si sucede algo puedes contarme—le hago saber ante su silencio.

—No sucede nada—responde a la defensiva.

—Está bien, si no quieres contarme lo entiendo—tomo su mano por encima de la mesa—, Pero no debes dejar que lo que sea que estás pasando te afecte demasiado.

—Ya dije que no esta pasando nada—suelya con dureza —Si solo me hablaste para esto te lo hubieras ahorrado por que estoy perfectamente. De hecho estoy mejor que nunca.

—No te voy a obligar a que me cuentes, porque eres mi amiga y te aprecio solo quiero que estés bien.

—Pues lo estoy.

—No lo estás.

—¿Y tu que sabes?—espeta. Se pone de pie dirigiendose a la salida.

—Celeste—para cuando la llamo ya es demasiado tarde.

Pago la cuenta y me voy tratas de ella.

Va esquivando a las persona, caminando lo más rápido posible.

Comienzo a correr para alcanzarla, una vez la alcanzo me doy cuenta que esta llorando. Se detiene al verme a su lado y lo único que hago es abrazarla.

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