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Esperaba que mi segundo año de preparatoria fuera igual de tranquilo que el primero, pero el destino parecía haber cambiado de planes drásticamente. Tan drástico, que la escritora necesita cambiar la narración a tercera persona, así que...

Narración omnipresente.

Ruri salió del elevador, de camino a la salida del edificio en el que vivía. Sus ojos rosas extravagantes centrados en su celular mientras mandaba el habitual mensaje de buenos días a su abuelo, hasta que se despidió del portero con una sonrisa y lo primero que vio, fue a su mejor amigo del otro lado de la calle, esperándola. La mirada del de ojos ámbar se iluminó instantáneamente y agitó su mano a forma de saludo.

— ¡Ruri!, Buenos días— Saludó, sonriente.

Por más aterrado que hubiera estado de haber formado tal amistad con ella, estaba tan feliz de tener a alguien a quien llamar amigo. Ruri era alguien que le brindaba tanta confianza, que muchas veces consideró contarle lo que era. Ya había pasado un año desde que se habían conocido y se sentía mal al estar ocultandole una cosa tan importante como esa a su única amiga. Sin embargo, el temor era mayor.

‘Eventualmente se lo diré’ decidió. Cuando su corazón estuviera listo, le contaría que era un monstruo que podía moverse tan rápido que parecía teletransportarse.

Los caminos de ambos amigos se separaron al término de la jornada escolar, no por elección, si no porque Ruri tenía una de sus citas habituales con su psicóloga

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Los caminos de ambos amigos se separaron al término de la jornada escolar, no por elección, si no porque Ruri tenía una de sus citas habituales con su psicóloga. Sí antes las citas eran cada semana, el progreso de Ruri había sido notorio cómo para que decidieran cambiarlas a cada 15 días. Incluso su tratamiento para la ansiedad había cambiado, y en general se sentía mucho mejor de lo que jamás se sintió desde que tenía 10 años.

El sol ya se ocultaba cuando decidió comprar algo para cenar junto con Jiwoo, y en pocos minutos ya se encontraba delante de la casa de su amigo. Tocó el timbre y esperó pacientemente a que su amigo le abriera la puerta, más sin embargo, nadie abrió la puerta.

Extrañada, tocó el timbre una vez más. Silencio.

‘¿Todavía no termina su trayecto habitual?’ se preguntó, revisando la hora en su celular. A esa hora normalmente ya estaba en casa dándole de cenar al trío de gatos que pasaban más tiempo en casa de Jiwoo. No parecía estar en casa aunque la luz estaba encendida, y la puerta exterior estaba abierta.

‘¿Y si le pasó algo?’ Pensó, empezando a entrar en pánico. Inhaló y exhaló para tranquilizarse antes de que le diera un ataque de pánico, y decidió enviarle un mensaje.

«Ontas Jiwoo» Recibido.
«Traigo pollito» Recibido
«Bestie? D':» Recibido.

Jiwoo usualmente contestaba sus mensajes al instante, y verificó dos veces para ver si no le había mandado el mensaje a otro de sus contactos, que ya eran 4. Pero era complicado confundirse, y no lo había hecho, así que empezó a entrar en pánico.

Youth Complex [Un fanfic de Eleceed]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora