Capítulo 3: La Inquisición no perdona

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Ambos se miraban fijamente uno con desprecio así aquel humano y el otro con repudio a su existencia.

-        ¿Qué te parece si acabo con esto y te ahorro el sufrimiento?

(respondió arrogantemente el humano frente al progenitor de los demonios mientras agitaba su arma con desinterés)

El demonio no respondió, miraba escéptico con burla así la arrogancia de un ser patético a quien muchos de los suyos asesino a sangre fría sin el más mínimo esfuerzo.

-        Valla arrogancia tienes para ser un simple humano

(dijo con una leve sonrisa de lastima y burla así su oponente)

-        Veo que no eres un cazador de demonios…

(el demonio miraba de pies a cabeza)

-        Y por lo que veo eres alguien de pésimos gustos

(respondió burlonamente al ver su ropa)

-        Creo que no sabes quién soy, así que te lo dire.

(el demonio se acercaba lentamente así el humano)

-        Soy Muzan progenitor de todos los demonios y el ser mas poderoso del mundo. Nadie se iguala ante mí, soy el ser perfecto, el ser más vello de este planeta.

-        E vivido por años y nadie ha sido capaz de hacerme frente, y tú asqueroso humano-

-        Serás uno más que caerá ante la grandeza del gran Muzan.

(El demonio al terminar su discurso enseño su ojos carmesí tan brillante como la Luna que cernía la noche)

El humano no dijo nada, simplemente observo a su oponente con tranquilidad y escuchando su palabra. Al inquisidor no le importaba lo que un sucio demonio pudiese decirle, pero al final de cuentas era su deber recopilar información y si el demonio pudiese darle datos útiles seria de mucha utilidad.

Mas que disparates de un loco tratando de llamarse así mismo demonio, el no sabía si reírse de su locura o sentir lastima por este eslabón de las fuerzas demoniacas.  

No era su problema, pero al final de cuentas era un demonio, más o menos, así que debía ser erradicado.

Si ya terminaste de tu discurso entonces será mejor que acabé con esto de una vez. Apuntando con su pistola láser contra el demonio disparo una ráfaga de disparos múltiples.

El demonio miro con extrañeza el arma del humano, pero su curiosidad cambio por miedo al sentir como su cuerpo estaba siendo mutilado por cada disparo de aquella arma.

 

En un movimiento rápido en demonio dio una velocidad sobre humana hacia las paredes de aquel callejón esperando esquivar los disparos pero el inquisidor no era estúpido, con su brazo derecho apunto el rifle de plasma contra el demonio que intentaba alejarse.

Normalmente no se usaban las armas de plasma por el riesgo que era usarlas en combate, muchos incluso perdían la vida al usarlas e incluso los ángeles de la muerte las usaban como último recurso.

Pero el inquisidor Julius era un maestro en el uso de las arma de plasma siendo el uno de los pocos en poseer armas de plasma con diseños mejor avanzados en sus caserías siendo estas más fáciles y seguras de usar.

La Inquisición en Kimetsu no YaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora