Daniel
Volver a casa te llena de muchas emociones, en especial cuando te hace falta tu familia.
Me gradué hace unos días, mi padre y mi hermana me acompañaron y tuvieron que volver a la granja para seguir trabajando en ella mientras yo terminaba de organizar mis cosas. Debía entregar el pequeño departamento en el que viví estos años de estudio, despedirme de mis amigos y de la chica con la que salía en ese momento.
No puedo negar que sentí cierta nostalgia al despedirme de las personas con las que había compartido estos años y saber que posiblemente nunca más los volvería a ver me da un poco de tristeza. Pero bueno, la vida continúa y es hora de tomar rienda de mis responsabilidades.
Me gradué de veterinaria, siempre he amado los animales y más cuando creces en una granja llena de ellos, caballos, gallinas, vacas, perros. Ahora volvía a casa, me encargaría de los animales mientras mi hermana y mi padre siempre se han encargado de la parte administrativa. Mi hermana es menor que yo por dos años, logró estudiar dos años de administración antes de abandonar la universidad argumentando que no necesitaba que le enseñara, puesto que ella ya sabía. Nuestro padre siempre nos guio y enseñó sobre el manejo de la granja, animales y administración. Yo si me quede hasta terminar, por el hecho de que mi carrera si lo hacía necesario para poder cuidar mejor de los animales.
Nuestra madre murió cuando yo tenía 12 años y mi hermana 10. Fue una horrible tragedia que nos marcó a todos, en especial cuando tu pequeña hermana ve como se quita la vida.
Tuvimos unos años difíciles, mi padre, mi hermana y yo. Después de unos años las cosas fueron mejorando, en especial cuando llegó a casa Rosa, el ama de llaves y su hija Laura, de la misma edad de mi hermana. Ambas se volvieron buenas amigas y yo no podía dejar de observar. Para mí era la niña más bonita que había conocido, nunca me atreví a nada más que ser su amigo. La última vez que la vi fue hace tres años cuando cumplió los 18. Se veía hermosa, convertida en toda una mujer. Cabello largo oscuro, ojos azules, rostro de ángel.
Me pregunto si en este momento se casó o tiene novio.
No le pregunte nunca a mi hermana por ella porque se pondría fastidiosa. Raquel es una chica muy dulce, cariñosa, amable. Pero desde que éramos pequeños me ha cuidado de que la población femenina no se me acerque demasiado; un poco celosa, a decir verdad.
Observo la casa desde la entrada. Las llantas dejan una extensa nube de polvo por el camino y suelto un suspiro y bajo de mi auto. La puerta se abre y mi hermana baja corriendo las escaleras para lanzarse en mis brazos.
― ¡Estás aquí, me alegro mucho que estés aquí! ― Dice emocionada.
Abrazo a mí, no tan pequeña hermana. Con 21 años es una chica muy hermosa, de cabello rubio largo y una sonrisa seductora. ¿Me pregunto si debo alistar la escopeta de mi padre para ahuyentar a los buenos para nada que estarán detrás de mi hermanita?
―Yo también, ¿Cómo has estado? ―Paso mi brazo por sus hombros mientras caminamos hacia la casa.
―Bien, con mucho trabajo. La próxima semana llega el nuevo ganado.
―Me alegro, muero por empezar a trabajar.
―Vas a tener mucho trabajo, tenemos dos yeguas preñadas y...
― ¡Hijo, qué alegría verte! ― Mi padre se acerca para abrazarme.
―Nos vimos hace unas semanas papá― Abrazo a mi padre y me siento en el mueble de la sala.
―Sí, pero nos hiciste falta―Sonrió y en ese momento frunzo el ceño cuando un chico entra con un calor con unos vasos con jugos. No lo conozco y no sabía que habían empleado a otra persona.
―Laura, no saludas a mi hermano―Murmura, mi hermana.
¿Laura?
―Ven querida, siéntate aquí y deja eso―Dice mi padre.
Cuando el chico levanta su mirada, abro los ojos al reconocer ese pequeño rostro, ¿Por qué Laura se ve como un chico?
A pesar de tener una gorra se ve que tiene el cabello corto, viste de camisa y pantalón de hombre y no hay rastro de aquella chica de unos años atrás.
―Hola, Daniel―Dice con seriedad. Se levanta desviando su mirada a un punto vacío ―Necesito terminar con el almuerzo, si me disculpan―Se da la vuelta y se va.
Me quedo en shock, no sé qué pasó y miro a mi padre tratando de tener una explicación.
―Laura no es la misma de antes hermano―Dice suavemente mi hermana ―Cambió mucho y más aún con el accidente de su madre.
― ¿Accidente?
―Sí, hijo. Rosa tuvo una caída por las escaleras hace cuatro meses, desde entonces está en coma en el hospital Central.
― ¿Por qué no me habían dicho nada?
―Porque no queríamos preocuparte, no había nada que pudieras hacer. Solo quisimos que tú terminaras tus estudios y cuando volviéramos te darías cuenta por sí solo.
―Dios. Esto es increíble―Susurro pasando la mano por mi rostro ―Pobre chica, ¿Pero a eso se debe su cambio físico?
―Algo así―Dice ―Aunque ya venía con comportamientos diferentes, después del accidente terminó con su cambio.
― ¿Pero por qué?
―Bueno hermanito, no creo que debas entender mucho cuando alguien―Mi hermana hace un corto silencio y se acerca como si me fuese a revelar un secreto ―Ya sabes, ahora esa moda que anda sobre cambio de género.
― ¡Raquel! ―Mi padre llama su atención.
―Es la verdad padre, de otra forma porque ella cambió. Sabes que hoy en día es normal que una persona decida cambiar su preferencia sexual o de género―Encoge sus hombros.
¿Lesbiana?
No podía creerlo. La verdad es que ella siempre fue una chica muy femenina y nunca vi algo raro en su comportamiento. Es más, mi hermana solía ser un poco menos femenina cuando era pequeño, le gustaba hacer el trabajo rudo y un poco marimacho. Pero después de pasar la adolescencia se volvió más femenina, cambió los vaqueros por vestidos y sus botas por tacones. Ahora no hace nada que arriesgue dañar sus uñas bien cuidadas.
¿Será eso lo que pasó?
―Cambiemos el tema, no es correcto hablar de las personas y mucho menos aquellas que son parte de la familia.
―Lo entiendo padre―Susurra mi hermana un poco apenada.
― ¿Pero Rosa, está bien?
―Sí, hijo. Solo hay que esperar a que despierte.
Asiento con la cabeza sin ahondar más en el tema, como dice mi padre, no es correcto hablar de las personas. Aunque eso no quite mi curiosidad de saber qué paso.
Converso un poco más con mi familia antes de subir a mi habitación, luce igual como la deje. Con los posters de bandas de rock, fotos pegadas en una cartelera y me acerco cuando detallo la foto de Laura, luce con una hermosa sonrisa a mi lado, en esa imagen debía tener unos 16 años y estábamos celebrando mi cumpleaños.
Suspiro y me lanzo sobre mi cama mirando hacia el techo.
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Demente
Mystery / ThrillerNo te dejes llevar por las apariencias que engañan. Todo lo que conocía y creía se derrumbó en tan solo un segundo. Por más que tratas de sanar aquellas heridas que sangran tu alma es imposible, nunca olvidas. Quiero invitarlos a leer esta nueva his...