Capítulo 19

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Siento no haber subido nada en todo este tiempo, puede que esté capítulo ni les guste pero me esforcé.

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Acaricie el rostro pálido de mi esposo, su cuerpo estaba más caliente de lo habitual. Ayer en la tarde llamé a mi presidente y le conté lo sucedido, me dijo que traería a OMS para México. Esto se estaba poniendo muy mal, ya tenía planeado algo para que OMS no sepa que fui yo quien secuestró a México y así devolverlo con vida, aunque por lo que parece lo necesitare mas veces hasta aprender lo básico, lo mejor que puedo hacer es comprarme un libro de medicina, total, ya sabía coser una herida y tratar huesos rotos en ciertas partes del cuerpo. Gracias a este accidente podré saber cómo tratar las costillas.

-¿Cariño, cómo te sientes, mi vida?

Solo entre abrió los ojos y me miró. Su respiración entrecortada me recordaba cada segundo que su dolor fue mi culpa y que yo tuve el descaro de culpar lo de todo a él, al volverlo a traer a casa, solo lo deje en la cama con sus brazos atados a la cabecera. Atendí como pude la herida de la cabeza que le hizo mi esposo a Nikolay, eso me llevó un tiempo y cuando volví con mi esposo solo le coloque unas vendas en el pecho para mantener en su sitio la costilla, en ningún momento me dio por cambiarle la ropa húmeda y fría por la nieve y en la mañana me lo encontré como ahora, con fiebre, con la respiración entrecortada y sus colores más pálidos.

-Perdoname mi ángel, fue mi culpa, no tuya.- No recibí respuesta alguna, solo pude ver como entre abría los ojos.- No permitiré que esto vuelva a pasar, tampoco dejaré que huyas de mi, fue una gran tontería lo que hiciste, además, ese soldado a quien intentaste ayudar, debe ya estar de vuelta al cobertizo. Nikolay fue tras él, después de que le cure por la herida que le hiciste, el tipo cojeaba, es imposible que se fuera tan lejos, sin olvidar el detalle de los animales salvajes que rondan este bosque.

-Cof cof...

No me gustaba ver así a mi ángel. Cada vez que lo veo enfermo pienso en que lo voy a perder en vida y eso no quiero que suceda, pero ya sabía lo que me esperaba al enamorarme de alguien que enferma con facilidad. Me ti mis manos bajo la manta para poder recorrer su torso con ellas, me relaje cuando note como su temperatura corporal estaba exactamente igual y no quemaba más . Le quite la ropa que tenía puesta y lo deje solo con un nuevo cambio de ropa interior. Encendí la calefacción para que no tuviera frío y decidí llamar a Siria, ahora él era el único que podía calmarme de mi desesperación con la salud de México.

-...Siria?

-Hey viejo amigo, ¿qué tal?

-No muy bien amigo, le rompí por accidente una costilla a mi esposo y ninguno de los dos lo estamos pasando bien.- Pude escuchar un suspiro por su parte.

-Te comprendo, en serio amigo, yo tuve que romperle las piernas a Venezuela para que no escapara y me arrepiento cada segundo después de darle calmantes para el dolor por que simplemente él no lo soporta.

-¿Le rompiste las piernas?

-Si, cada vez que se intenta mover aunque sea un poco le duele, empieza a llorar y a gritar del dolor y cuando me acerco, él solo llora mientras me suplica que no le haga daño. Cuando está bajo los efectos de los calmantes es cuando puedo abrazarlo y ahora su cuerpo se está acostumbrando poco a poco a los calmantes. ¿Entiendes lo que digo?- Afirme.

-Lamento escuchar eso.- No querría imaginar si eso me pasara con México.

-Por cierto Rusia. ¿Recuerdas aquella propuesta que me dijiste el último día que nos vimos?

-Si, ya te lo pensaste, ¿qué es lo que decides?

-Iremos con ustedes a ese pequeño paraíso que construiste.

Nunca nos separarán. (Rusmex) +18 (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora