17/1/1999 Villa de los Eucaliptus, Buenos Aires.
- Dale tía. dejala que venga a verme jugar, nunca sale.- Decía mi primo tratando de convencer a mi mamá.
- Bueno está bien. Pero si se hace de noche que no venga sola hasta acá eh, y cuídala.- Dijo mi mamá, aceptando ya que sabía que si decía que no iba a seguir y seguir hasta que cambie de opinión.
- Si obvio, yo la cuido. Vamos Sami que se nos hace tarde.- Dijo mientras me agarraba de la a caminar hasta el potrero, lugar donde iba a jugar un partido de fútbol mi primo y sus amigos.
Cuando llegamos había 7 chicos esperando en unos bancos y otros 8 en uno de los arcos de la canchita. Uno de los que estaban en los bancos se para al percatarse que mi primo había llegado.- Por fin llegás boludo.- Me mira y lo vuelve a mirar a mi primo.- ¿Traes noviecita hoy? Cada finde una distinta viene.- Dijo mientras le pegó despacio un codazo.- No pajero, es mi prima así que ojito que la tengo que cuidar.
- Bueno perdoname.- Me mira y me extiende la mano para saludar. A lo que respondo de la misma manera y agarro su mano.- Martin, un gusto.
- Samara, el gusto es mio.- Sonrio por educación y me devuelve la sonrisa.
- Bueno bueno eh.- Interrumpió mi primo.- Entremos porque ya estamos tarde dale. Después se las presento bien. - Todos asintieron y Martin se dirigió a la cancha para anunciarles a los del equipo contrario que estaba por empezar el partido.
Dos de los amigos de mi primo se quedaron en los bancos y me hicieron señas para que me siente con ellos. Ellos dos eran los suplentes.
Ellos casi siempre jugaban por diversión, pero esa vez muchos chicos del barrio y alrededores habían hecho una especie de torneo y el equipo ganador obtenía una canasta con diversas galletas, caramelos y gaseosas. El equipo que había armado mi primo y sus amigos se anotaron al instante al enterarse de la noticia, pero el premio no era la razón inicial de esta decisión, ellos lo veían como un reto ya que jugarían contra personas más grandes que ellos y de tan solo pensar lo que se sentiría ganarles los dejó con ganas de llevarse todo por delante y dejarlo todo en ese torneo.
Los partidos duraban unos 40 minutos, la mitad de lo que dura un partido cualquiera. Estabamos en el minuto 16 y el contador iba 5-3 a favor del equipo contrario. Estaba concentrada viendo a mi primo jugar que no me percaté que el banco a mi lado había sido ocupado por un chico. - ¿Vo' sos prima de Luchito?- Esa pregunta hace que despeje por completo la mirada hasta la persona que me había hablado. Era un chico aparentemente de mi edad, morocho y con una sonrisa en su rostro.- Si, soy Samara, un gusto.- Respondo con una sonrisa también.- Sergio, el gusto es mío. Igual decime Kun, todo el mundo me dice así.
- Bueno, Kun.
- ¿Sos de acá? Nunca te ví y eso que yo conozco a todo el mundo.- Volvió a decir después de que haya un silencio incómodo por unos segundos.
- Si pero vivo más adentro. Vos seguro sos de esta calle como mi primo, por eso no me viste nunca.
- Tenés razón, debe ser por eso. - Yo iba a continuar hablando hasta que llega uno de los chicos anunciando que había terminado el primer tiempo, por lo cual tenían 5 minutos para descansar.
- Che no puedo más. Kun, entrá vos porque entro y me desarmo, te lo juro.- Dijo uno de los chicos sentándose en uno de los asientos libres de los bancos.- Bueno, después hablamos ¿Dale?- Dijo parandose y dirigiendose a su mochila para ponerse sus botines. - Si dale. Hace muchos goles.- Le dije y ambos reímos.
"Hace muchos goles" Lo dije por decir, y por querer que el equipo de mi primo gane, no pensé que se lo iba a tomar tan enserio. Fué una bestia en la cancha, dando vuelta el partido que pasó de 5 - 3 a 11 - 6 a favor del equipo de mi primo. Sergio había hecho 6 goles y dos asistencias que culminaron en goles de Martín y mi primo.
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FÚTBOL | one shots
Short Story+18 historias ficticias se aceptan pedidos (es mi primera historia, sepan disculpar jajsj)