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Caía la noche y el shock no abandonaba mi cuerpo. No había llamado al hombre de traje y tampoco había comentado nada a mis amigas, en parte porque aún no las había visto. Estaban en una fiesta universitaria a la cual había sido invitada pero no reunía fuerzas para asistir. Tampoco había comido, el nudo que traía en el estómago me imposibilitaba el hambre.

Trataba de salir del trance pero no lograba asimilar la nueva información. Yo siempre había tenido un apellido, nadie me había dicho que ni siquiera eso era mío. "Amato leone", había susurrado la directora. Sonaba tan desconocido ¿Ese era mi apellido? Tendría que averiguarlo pero el que hayan robado mi legajo me avisaba de antemano que algo malo estaba pasando, en ese entonces y ahora.

Cerré con llave la puerta de mi habitación luego de haber pasado a cambiarme la ropa transpirada del día. Había bajado el sol y una brisa fresca empezaba a correr. Ana me envió la dirección de la reunión que le había pedido luego de decidir que quedarse pensando no era una opción viable. Para mi desgracia, no era una casa, más bien un club. Eso significaba mucha gente y mucho ruido. Aunque pensándolo bien, mucho ruido podría callar el rompecabezas que traía en la cabeza y con un poco de alcohol aún mejor.

Había hecho una buena elección de ropa teniendo en cuenta que no me avisaron que sería un club, tal vez iba con ropa normal y no me dejaban entrar, pero el body con escote y el short de vestir parecía un outfit que pasaría sin problema. Lo único que no podía disimular era la cara de poco ánimo, aun con maquillaje me veía como una persona con anemia severa.

Estire mi billete y dni para pagar la entrada pero el guardia simplemente me pidió que abriera mi cartera, miró por encima y me devolvió el dni indicando con una seña de cabeza que pasara. El ambiente era pesado, lleno de humo de cigarro y gente sudorosa. No sabía cómo iba a encontrar a mis amigos hasta que Ana me escribió diciéndome que subiera y preguntara por la mesa 8. V.I.P qué suerte.

-¡Ara!- Gritaron mis amigos en un estado de dudosa sobriedad.

-¡Hola!- Grité por encima de la música.

-Íbamos a ir a la casa de Alex pero llegaron sus padres de sorpresa y tuvimos que movernos aquí- Me explicaba Dante mientras me armaban un vaso con quien sabe qué bebida alcohólica. Yo solo asentí con la cabeza y le dije que estaba bien.

-¡Tenemos que bailar!- propuso Lis, la más tranquila de nosotros, así que todos pegamos un grito y nos movimos a la pista de baile.

Realmente funcionaba, la música, el alcohol y mis amigos apagaban el bullicio de mi tormentoso y ahora misterioso pasado. Se sentía casi como ser normal, solo bailando y moviéndonos al ritmo de la música. Era increíble como se sincronizaba cada melodía con los distintos movimientos que hacíamos cada uno. Al cabo de una o dos horas bailando, todos estábamos muy ebrios. Me percate del único asunto que no importaba en ese momento.

-¿En dónde es que vamos a dormir?- Le grite a Ana

-Ya veremos Ara, no te preocupes. El campus abre a las 8.

-Pero tenemos clases a las 8!

-¿Qué día es hoy?

-¡Jueves!

-Carajo, juraba que era viernes. Bien, acompáñame al baño.

Una vez allí, Ana empezó a mandar mensajes a gente que conocía del campus, preguntando sobre donde podíamos dormir ya que se nos había pasado la hora para volver. Su habilidad social si servía en estos casos pero mi habilidad para preocuparme de más no era muy compatible.

-Te espero afuera- le avise.

-No te alejes mucho, Ara.

Empezaba a descomponerme, demasiado alcohol para un cuerpo sin comida. Había sido una mala decisión, que me haría pagar el precio mañana. Empecé a buscar la salida. Necesitaba aire y se me estaba bajando la presión, si no me refrescaba caería desmayada en cualquier momento. Empuje a varios en el camino, algunos protestaron pero otros me miraban preocupados, debía verme muy mal. Seguro Ana me buscaría como una loca pero no tenía la oportunidad de avisarle. En la salida los mismos guardias me miraban un poco desconcertados, uno de ellos se acercó y me indico que me sentara y pusiera la cabeza entre las piernas. Quiso ayudarme pero yo estaba demasiado paranoica.

Amaro come l'alcool.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora