⠀⠀⠀⠀✵✵⑥ | STAY

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Ante aquel grito, el Dios mayor no dudó en correr hacia él interior de la casa y Dick lo siguió con algo de miedo, fue recibido por una pequeña sala con una modesta cocina, pero el sonido de llanto y las palabras suaves de Tim venían de una habitación, se asomó por el umbral, con Wing abrazado a su pecho.

Pudo ver a aquel Dios que lo había recibido, aquel que en un momento le dió tanta seguridad, y confianza, y ese extraño sentimiento de familiaridad, aquel Dios que su corazón había seguido hasta aquel lugar... Ahora se abrazaba a sí mismo, entre lágrimas, y llanto ahogado, temblaba completamente, y Tim le hablaba en un inútil intento de calmarlo.

—Jason... —Dick murmuró su nombre con dolor, sintió las lágrimas subir a sus ojos rápidamente, le dolía tanto verlo así, y unas súbitas ganas de protegerlo florecieron en su corazón.

—Dick, vete, por favor —pidió Tim, quien encontraba indebido que alguien viera a Jason en ese estado, quería tener privacidad para que él pudiera sentirse mal en paz.

—P-pero... —murmuró en un puchero, ¿Cómo le podía explicar a aquel Dios que no podía irse, que su corazón no lo dejaba abandonarlo así?— ¿Qué le pasa?

—Son los humanos, están sufriendo, y Jason sufre con ellos —dijo Tim, con muy pocas ganas de explicar el dolor del joven Dios—. Jason... ¿Qué está pasando?

—N-no respiro —murmuró con dolor, escondiendo el rostro en sus rodillas, estaba hecho una bolita y el Dios mayor lo acunaba contra su pecho—. Ellos... Se están ahogando, y y-yo también me a-ahogo.

—Respira, Jason, pasará —Tim frotaba su espalda, mientras el Dios de los Humanos intentaba respirar profundamente.

—Sus almas... Son muchas, vienen hacia aquí.

—No puedes ir a recibirlas, Jason, no estás en condiciones —Tim negó.

—¿P-puedes ir tú? Necesitan... Necesitan a alguien, p-por favor —pidió.

Tim dudó, no quería dejarlo así, porque sabía que Jason estaba teniendo un ataque de pánico de tantas emociones humanas, y no tenía corazón para dejarlo en medio de su sufrimiento.

—Yo puedo quedarme con él —ofreció Dick, captando la vista del Dios mayor, Jason asintió levemente en aprobación, en realidad no le importaba quién se quedará con él, solo quería que alguien fuera a calmar a las dolidas almas de los humanos cuando llegaran a aquel mundo.

—Bien, iré —dijo Tim, iría solo por el pequeño Dios, solo porque nunca podía negarle nada a Jason, porque era un joven muy querido para él.

Se apartó y le hizo señas a Dick para que se acercara, el ojiazul fue hasta el borde de la cama, Wing saltó de sus brazos hacia esta, y fue a oler a Jason, moviendo sus bigotes.

—No lo dejes solo —pidió Tim, y fueron las últimas palabras que dijo antes de retirarse de la casa, dejando a ambos solos, con aquel conejo dorado que se frotaba contra los pies de Jason.

—J-Jason... —murmuró Dick con duda.

—Mhm... —el pelinegro murmuró una leve respuesta, estaba intentando controlar su respiración para no ahogarse en aquel dolor que lo llenaba por completo.

Sentía sus pulmones pesados, su pecho comprimido, y la sensación de querer gritar en el fondo de su garganta, su corazón latía agitado por el miedo, y las lágrimas no dejaban de caer.

Estaba seguro, que en alguna, o en muchas partes, de la Tierra de los Humanos, un tsunami devastador había terminado con la vida de miles de inocentes, humanos que no tenían la culpa que el Mundo de Arriba estuviera temblando a causa de un Dios egoísta y cruel.

LA TIERRA DE LOS DIOSES MUERTOS ── JAYDICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora