🎆Capitulo 11🎆

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Camino por las calles de Londres muggle, pensando en si tengo que ir a Rumania como me indica todo el cuerpo o quedarme más cerca por si le pasa algo a mi familia. 

Ya le mandé la carta a Luna, ahora solo queda esperar a ver qué pasa.

El mundo muggle es tan interesante como soso, una combinación extremadamente común, aunque no lo parezca. La gente es tan únicamente normal, todo lo opuesto a la gente del mundo mágico. Observo a las personas...tan metidas en sus brillantes cabezas, con teléfonos móviles en sus oídos y miradas llenas de deseos. No creo que exista un ser más inteligente y ambicioso que el muggle.

Un hombre bastante joven toca la guitarra y canta por dinero, lo observo cantar tan feliz, tan real, sin importarle las críticas, se mantiene fiel a si mismo y lo único que mi cuerpo tan humano siente es envidia y admiración. Quisiera ser como ese chico que canta una canción, rasgueando la guitarra con sus poderosas manos. Me acerco a paso lento hasta estar cerca de las otras personas que lo admiran haciendo arte. Una madre le da un billete a su hija y esta corre a ponerlo en el estuche que permanece en el piso, sonrió al ver como la mujer le enseñas esa cosa tan bella a su hijita.

Saco mi varita, tratando de esconderla muy bien, aunque es muy poco probable que un muggle adulto vea la magia, aunque este frente a su propia nariz. Comienzo un hechizo no hablado para que el dinero de cajero cerca de nosotros, aparezca en mi mano, se que esta mal, pero en unas horas ya no estaré aquí, así que a la mierda. Además, es para una buena causa.

Unos cuantos billetes de gran valor aparecen en mi mano y la niña morena, lo ve todo con los ojos muy abiertos a lo que acerco el dedo índice a mis labios como seña para que oculte el secreto, cosa que la hace verme más sorprendida. Me acerco al chico y pongo todos los papeles y el deja de tocar por la impresión.

_ Eres muy bueno_ Digo y sin mas me doy la vuelta para irme del lugar.

Estoy deambulando por la ciudad hace unas horas y verdaderamente la estoy pasando bien, me siento bien sorprendentemente, siento que no tengo peso sobre mis hombros por primera vez en años. Camino hacia una tienda de comestibles. Entro con aires relajados, no tengo dinero muggle, le deje todo al cantante callejero, cosa que no me arrepiento.

Buenas noches_ El chico de la caja me saluda con la cabeza mientras mastica chicle.

Miro los estantes y veo mucha comida, golosinas, snacks y en las neveras del fondo todo tipo de bebidas. Tomo un sándwich, un paquete grande de galletas saladas y una botella de agua, me tienta demasiado tomar la gran botella de ginebra del estante superior pero hoy no es el día indicado para volver.

Saco la varita y le lanzo el encantamiento desilusionador a la comida entre mis brazos y comienzo a caminar con total tranquilidad hacia la salida.

_ Adiós_ Le hablo tranquila al chico que recién noto tiene muchas perforaciones lo que es demasiado cool.

_ Hey_ Habla y se me pone la piel de gallina de solo pensar en que algo salió mal. Miro sobre mi hombro para no tener que dar la vuelta completa y este me observa_ Me gusta tu estilo, colega.

Suspiro disimuladamente y le regalo una sonrisa que intento que parezca desinteresada.

_ Tus perforaciones son fabulosas, Colega_ El me devuelve la sonrisa y salgo de la tienda temblando un poco, aun que el no fuera ni un reto para mi me dio unos nervios increíblemente grandes.

Camino hasta ver una banca desocupada y me tiro en esta con fuerza, dejo los alimentos a mi lado, tengo hambre, cosa que es muy poco común en mí. Comienzo a comer y como si tuviera un agujero en mi estómago, no paro y viendo como ya no quedaba casi nada duplico los alimentos, tengo tanta hambre que es como si el no comer como corresponde todos estos años, mi cuerpo está cobrándose ahora.

No se que hacer ahora mismo, quiero irme eso es todo lo que se. Amo demasiado a mi familia, pero ellos son demasiado perfectos o correctos...se deprimen en silencio para no lastimar a nadie, pueden seguir su vida, aunque estén llenos de dolor, pero yo no se ni que quiero hacer mañana, ellos lo tienen todo y yo quiero mas de lo que tengo aquí, soy muy contradictoria quiero morir y a la vez quiero demasiado de la vida.

Busco repuestas en el amplio y oscuro cielo. Todo se contradice...lo que quiero y lo que debo, lo que esta bien y mal, irme o quedarme. Me siento la peor persona del mundo al querer alejarme de mi familia, ¿pero que será de mi si me quedo en este lugar que solo me deja un sabor amargo en la boca por tanto llorar? Quiero poder ser yo o al menos una versión de mi mas feliz en otra parte, conocer gente nueva, ver lugares desconocidos para mí, sentir que puedo ser una nueva yo.

Una lechuza, se posa en el respaldo del asiento con un papel atado en ella. Me acerco y la acaricio, le saco el papel y le acerco un pedazo de galleta que sobro, la toma con cuidado y se va rápidamente.

"Zola, soy Samanta. Julian, fue a tu casa a buscarte y no te encontró, el estaba devastado y Tom, no para de llorar. Elisa, fue a buscarte por la ciudad con su novia. Vuelve, todos sabemos lo difícil que fue recuperarte y que aun duele todo lo que viviste, pero hazlo por todos nosotros, vuelve.

Eres una gran mujer y demasiado inteligente así que creo que tomaras la mejor decisión... Te esperaremos en casa, donde siempre vas a ser bienvenida".

Me sorprende que Sam, fuera la de la carta, ya que lo primero que pensé es que seria de mis hermanos. Me preocupan, cualquier cosa que haga podrían afectarlos demasiado, pero ¿Qué quiero yo?

Tomo mi mochila, me paro del asiento y comienzo a caminar hacia ningún lado, tengo el peso de la estabilidad de mi familia en los hombros y siento un escalofrió por el viento frio de la ciudad.

Observo como una pareja de pajaritos blancos, se posan en la rama del árbol junto a mí, son muy bonitos y pequeños. Los quiero observar más de cerca, pero estos vuelan por mi extraña presencia y solo los miro irse, tan libres, sin ataduras a ningún lugar, solo vuelan.

Definitivamente no quiero estar aquí, no importa si Luna, me acepta o no, quiero irme y ya. Todos toman la decisión de como quieren vivir sus vidas y ahora lo voy hacer yo

Saco mi varita no muy segura, miro mis pies nerviosa, ya que nunca hice un viaje tan largo con las apariciones, no sé qué tan seguro sea, pero tengo que intentarlo. Pienso en Rumania y en lunita, veamos que pasara. Cierro los ojos fuertemente y lo hago sin más.

PERPETUO-Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora