CAPITULO 1

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Jimin bajó del taxi en el que venía transportándose, ¿su destino? Una casa en la cual servir, ya que había egresado recién de la universidad, por ende, aun no tenía trabajo y no quería seguir siendo mantenido por sus padres, así que afortunadamente encontró un anuncio en internet sobre una pareja que buscaba una persona que sirviera en su casa, limpiara, hiciera de comer, cuidara las mascotas, el jardín, etc.

Así que, después de pagar el taxi, ahí estaba, enfrente de aquella grande casa protegida con un portón y dándote la bienvenida con un pasillo de rocas grises y brillantes, el jardín de esa casa sí que daba una vibra natural y fresca, estaba rodeada de césped, flores, arboles, una pequeña fuente y a lo lejos se podía escuchar algún tipo de cascada, que, por la localización de la casa, Jimin estaba seguro de que era una cascada natural.

Se acerco después de unos segundos al timbre y lo tocó, y casi inmediatamente, hablaron por el altavoz.

― ¿Sí? ― era una chica, Jimin hizo una expresión de sorpresa y respondió:

―Buenos días, vine por el puesto de empleado domestico

―Por supuesto, pasa― aquella chica se escuchaba completamente segura de sí misma, y demasiado amable.

Y en unos segundos, el portón se abrió permitiéndole el paso al pequeño rubio, el cual tomo sus cosas y entró después de dar las gracias a través del micrófono.

La casa por dentro era más preciosa de lo que pensaba, estaba llena de naturaleza, parecía algún tipo de paisaje sacado de una película de fantasía. Y mientras caminaba por el pasillo de piedras para poder llegar a la puerta principal de la casa, iba observando todas las flores y algunos pájaros que visitaban la casa.

―Dios, que enorme está este lugar― comenzaba a dudar de si podría el solo con los que haceres del hogar.

Finalmente llegó a la puerta principal, la cual se abrió incluso antes de que Jimin tocara.

Una hermosa y sonriente mujer de cabello cobrizo se presentó ante los ojos de Jimin, quien le respondió de la misma manera, parecía ser una muy buena persona.

―Buenos días, ven, pasa― habló la mujer, estaba vestida con un vestido beige que le llegaba un poco más arriba de la rodilla, y unos tacones negros brillantes.

Jimin entró a la casa, percibiendo un fresco aroma, totalmente diferente a lo que estaba acostumbrado a oler; su cabeza giraba hacia varias direcciones de la casa solo para poder conocer un poco, «Si que la casa es grande», pensó.

Estaba nervioso, tomó asiento donde la chica le indicó, y ella después de acomodarse el vestido, se sentó en el sofá que estaba enfrente de Jimin.

― ¿Te ofrezco algo antes de iniciar la entrevista?

― ¿Entrevista? ― sus ojitos se abrieron sorprendidos al escuchar esa palabra. Sabía que le haría una entrevista, es típico de un trabajo, pero por un momento creyó que con la papelería que traía en mano, más la que había mandado al correo de la publicación será suficiente.

Recibió una sonrisa de parte de la chica.

―Prepararé té y galletas― se puso de pie, y Jimin solo asintió mirando todo lo que la mujer hacía.

Se supone que Jimin debería estar haciendo eso, él iba por el puesto de sirviente, sin embargo, ella parecía decidida en hacer sentir cómodo a su posible próximo empleado.

―Park Jimin, ¿cierto?

―Si

―Bien, lo vi en el correo que mandaste― abrió unas galletas poniéndolas en un plato de cristal―No estes nervioso, sé que puedo parecer algo dura, pero de verdad soy buena persona―bromeó, lo que hizo a Jimin soltar una sonrisa.

THE MALE MAID | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora