4

186 21 1
                                    

¿Qué sucede?

¿Dónde estoy?

—¡Kageyama!

¿Quién me llama?


—¡Hinata lo mataste!

¿Yamaguchi?


—Ay no... ¡Kageyama perdóname!

¿Por qué estás asustado... Hinata?

—Debemos llevarlo a enfermería.

¿Enfermería?

—¡¿Qué?!

—¡¿Kageyama estás bien?!—. Preguntaron los chicos de Karasuno.

Tobio veía sorprendido a los chicos y mientras los miraba sus ojos y los de Kei se encontraron.

—¿Tsukishima...?

—¿Huh? ¿Qué pasa rey?—. Preguntó en tono burlesco él rubio.

—¡Kageyama perdóname, fue mi error!—. Hinata junto lass palmas de la mano y se arrodilló.

Tobio comenzó a llorar y cubrió su rostro, los demás estaban sorprendidos.

—ay... Ay ¿Qué hacemos? ¿Suga?—. Daichi miro al nombrado.

—Y... ¿Por qué me preguntas a mi?—. Suga entro en pánico —¡¿Kageyama que sucede?!

Suga, Daichi, Hinata y Yachi se acercaron para tratar de ayudar a Kageyama que seguía llorando cubriendo sus rostro. No podía creer lo.

Había regresado al pasado.

...

Más tarde pidió permiso para poder irse, los chicos lo aceptaron, pero no lo querían dejar ir solo así que se lo pidieron a Hinata, pero Kageyama se negó y pidió que fuera Tsukishima cosa se sorprendió a todos. Aunque Kageyama tenía algo en mente, aún no perdonaba a su hermana no a Tsukishima, pero él no era como ellos, así que hará que se encuentren y este vez no lo lastimen, de cualquier forma no podría estar con Kei nuevamente debido a que aún tiene que procesar lo que hicieron, el dolor sigue en él.

Tsukishima que no sabe nada se sentía nervioso e incómodo por los sollozos del azabache.

—Ya deja de llorar —. Pidió el de lentes —es incómodo... Raro —. No sabía que hacer porque él es un inutil dando consejos o ayudando con los sentimientos.

Kageyama limpio sus lágrimas y miro al rubio, aún le costaba mirarlo a los porque cada vez que le veía esos ojos, recordaba todas las veces que le mintió, aquellas veces que mientras él pensaba que tenía una hermosa relación en realidad, solo era un tonto enamorado siendo engañado.

—Entremos... Te daré un poco de café —. Dijo Tobio.

Kei miro con incomodidad al de ojos azules.

—No... No hace falta, yo ya me tengo que ir.

Kageyama lo pensó por algunos segundos y luego al juntar su valentía agarro de la mochila al rubio y lo jalo hacia adentro.

—¡Oi! Espera —. Kei nervioso pudo caminar correctamente.

Al entrar y quitarse los zapatos Kageyama espero a Kei.

—Miwa... Ya regresé —. Sabía que ese día ella estaría, Tobio mientras caminaba sentía que iba a encontrarse con un muro, con un trauma que aún no había podido superar. Con una de las personas responsable de su desgracia, de su tristeza.

—¡Bien, entonces ven a cenar!—. Escuchó la voz de su hermana mayor, le daba miedo tener que verla, dejo su mochila en un sillón de la sala y luego al ver la espalda de la joven mujer tembló, aún no quería verla así que se giro y le dió la espalda —¿Oh? ¿Quién es? ¿Un amigo? —. Preguntó ella.

Los ojos de Kei y los de Miwa se encontraron y algo dentro de ellos se sintió raro.

—Buenas noches... Soy Tsukishima Kei compañero de Kageyama, del equipo de voleibol —. Dijo él rubio.

Kageyama agarro su mochila y dijo:

—Ire a mi habitación, por favor dale un poco de café a Tsukishima, y gracias... Tsukishima por acompañarme—. Y se apresuró para poder irse.

—¡¿Eh?! ¡Tobio, así no se trata a los invitados!

No podía respirar. Sentía que alguien le golpeaba el cuerpo con varias agujas, un fuerte dolor de cabeza y mandíbula, temblor en su cuerpo y como su fuerza desaparecía. Corriendo llego a su habitación y se quedó tirado en el piso mordiendo su labio inferior para evitar dejar salir algún sonido. No tenía el valor de mirar a su hermana, aún no podía perdonar la traición de ella, podía sentir que se ahogaba en un profundo mar azul oscuro.

Tobio lloraba desconsolado.

¿Por qué vivir?

¿Quién le ha dado está oportunidad?

Él se suicido para no seguir sintiendo dolor, y ahora debe seguir con lo mismo.
No podía perdonar a Tsukishima, a su hermana no a Oikawa y mucho menos a Ushijima con quién vivió por diez años, a quien le entrego todo de él. La traición de sus seres queridos era demasiado, no quería seguir recordando, seguir llorando. Ya no podía más, levantó su rostro y con lágrimas en los ojos miro hacia el cielo que se veía por la ventana.

"Dios... Por favor ya no quiero seguir sintiendo este dolor".

RupturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora