12 de abril del 2016

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Katsuki parecía demasiado consternado por su situación actual, caminaba de lado a lado como león enjaulado, analizando qué carajos había sucedido con su vida.

¿Había perdido la cabeza?

No, por supuesto que no. Katsuki estaba seguro de que todo esto no podía ser real, era imposible. Para empezar él ya no era un jodido estudiante de preparatoria, de hecho, era un hombre casado y con un hijo.

—Esto debe ser un puto sueño —murmuró Katsuki mientras observaba su reflejo sobre el espejo del mueble de su habitación.

—¡Oye déjate de bromas, llegarás tarde al escuela! —chilló Mitsuki golpeando con fuerza la puerta de su cuarto en repetidas ocasiones.

—¿Escuela? —Inmediatamente el rostro de Katsuki se iluminó al escuchar esas palabras—. ¡Deku! ¡Sí, ahí debe de estar él! ¡Seguro él está pasando lo mismo que yo!

Katsuki abrió la puerta de golpe provocando que su madre se sobresaltará.

—¡¿Qué carajos te pasa hoy?! —reclamó Mitsuki.

—¡Nada, nada, voy al escuela! —dijo Katsuki para bajar las escaleras y encontrarse en la salida algo que hacía mucho tiempo no veía—. Oh no, no jueguen con mis putos sentimientos...

Katsuki tomó un casco negro con líneas anaranjadas de la entrada principal y abrió la puerta para comprobar que efectivamente, ahí estaba: su vieja motocicleta.

—Oh mierda, mierda, carajo esto es genial —comenzó a murmurar mientras tocaba el vehículo.

Sin embargo, Katsuki dejó de admirar el vehículo para enfocarse en lo verdaderamente importante: Buscar a Deku.

—Espero no matarme y recordar cómo mierda se manejaba —se quejó Katsuki, colocándose el casco y montando la motocicleta.

Y así emprendió su camino hacia la escuela, afortunadamente aún lo recordaba.

Ante los ojos de Katsuki todo era jodidamente bizarro, definitivamente todo parecía demasiado real cómo para ser un sueño.

Cuando Katsuki llegó a la entrada principal se percató de lo tarde que había llegado, eran las 8:30 de la mañana, todos estaban en clases, pero eso no importaba, después de todo Katsuki ya no era un estudiante y lo único que necesitaba era encontrar a Deku.

Porque de todas las personas en este jodido mundo; ¿Quién mejor que su esposo? Deku siempre tenía la respuesta correcta, siempre.

En el cambio de clases anunciado por la campana principal, Katsuki tomó su oportunidad para buscarlo entre los alumnos de séptimo grado (sí, Deku era un año menor que él, en ese entonces) tarea bastante jodida a pesar de que Deku fuese particular por su icónico cabello verde y rizado.

Dos cambios más de clase y Katsuki aún no tenía éxito.

¡¿Dónde mierda se encontraba Deku?!

¿Estaría enfermo? Eso no era pretexto suficiente, Deku jamás se perdería una clase, jamás, a menos que...

—Joder, debe ser una broma —murmuró Katsuki para salir corriendo al lugar donde podría encontrarse su esposo.

El campo de béisbol de la escuela, el cual para sorpresa de Katsuki estaba lleno. Más bien, repleto de estudiantes. Katsuki apenas podía sostener el aire en sus pulmones.

—¡Puta mierda! —exclamó Katsuki al llegar.

—¡Ahí está! —ese grito había sido de una mujer, en específico de una una mujer de cabello largo, labios carnosos y pronunciadas curvas, vestida con el clásico uniforme del equipo de béisbol.

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