15 de Julio del 2010

6.1K 855 460
                                    

Invadido por la curiosidad, Katsuki se colocó una bata y seguido de Shoto, comenzó a explorar el lujoso penthouse en el que supuesta vivía. El lugar era increíble, espacioso, con muebles lujosos, esculturas, reliquias y obras de arte aquí y allá, tenía varias pantallas de plasma, una en la sala y otra en la cocina.

—Está no puede ser mi casa —murmuró Katsuki, maravillado ante la abundancia del lugar.

—Lo es desde hace tres años —respondió Shoto extendiéndole al rubio la hipoteca del lugar.

Katsuki casi se desmaya al ver el precio por el que supuestamente había comprado este lugar.

—¡¿25 millones?! ¡Esto debe ser una puta broma! —declaró Katsuki.

—No lo es, deberías revisar tu cuenta bancaria desde el celular —aclaró Shoto.

Necesitado de respuestas, Katsuki obedeció a Shoto encontrándose con otra cantidad ridícula de dinero, esto no podía ser cierto.

—¡Puta madre! —exclamó Katsuki—. No, no. Esto no puede ser real.

—Lo es en esta vida —murmuró Shoto.

—Mira cuanto dinero, joder... —exclamó Katsuki—. Con esto podría pagar 70 veces la hipoteca de nuestra casa...

Shoto observaba de cerca al humano, expectante y a la vez intrigado por lo que decía:

—Oh, las cosas que podría comprarle a Deku y... —En ese momento la euforia de Katsuki cesó—. A Toshi...

Shoto seguía observándolo cuando finalmente Katsuki se rindió ante la melancolía.

—Él no existe, ¿verdad? —preguntó el rubio, refiriéndose a su hijo.

—No —respondió Shoto, de forma contundente—. Las cosas son muy distintas en esta vida.

Katsuki estaba a punto de guardar su celular cuando de pronto comenzó a vibrar. El nombre provocó que el rubio volviera a su estado de sorpresa y más cuando contestó la llamada:

—¿Hola?

—¡Oh, Señor Bakugo! ¿Tuvo algún contra tiempo? Estaba esperándolo para llevarlo al desfile de hoy en el centro de convenciones de la ciudad —Esa voz era de Kirishima, definitivamente era Kirishima.

¿Kirishima era su empleado?

—Ah... —Katsuki no sabía que contestar hasta que Shoto intervino.

—Síguele la corriente —musitó Shoto.

—¡No! ¡Quiero decir! —Katsuki carraspeó su garganta—. Estaba ocupado con unos pendientes y por eso no pude llamarte, estaré listo en 10 minutos. ¿De acuerdo?

Eso había sonado demasiado forzado, sin embargo, Katsuki se alivió de que Kirishima sólo respondiera con un:

—¡Muy bien señor, lo esperaré aquí!

Cuando Katsuki colgó, Shoto pudo hablar:

—Descuida, sólo tú puedes verme y escucharme sí así lo deseo —explicó el hombre más alto.

—¿Y qué se supone que debería usar para el jodido desfile? —preguntó Katsuki.

Shoto lo guió hasta la parte del penthouse donde Katsuki tenía un cuarto lleno de ropa y no cualquier ropa, todo era de diseñador y todo parecía tener la marca de dos círculos negros y una "K" mayúscula. Finalmente, Katsuki se decidió por un traje rojo, una camisa blanca, un par de zapatos blancos y una corbata negra, luego decidió ponerle la cereza al pastel colocándose un fino reloj dorado sobre la muñeca derecha.

Just one lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora