16 de Julio del 2013

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De nuevo todo se oscureció, Katsuki podía escuchar el intenso latir de su corazón. Tenía miedo, mucho miedo de la vida que podría encontrarse y su miedo aumentó cuando a su lado comenzó a escuchar fuertes quejidos de dolor.

Katsuki abrió los ojos e inmediatamente a su lado pudo ver cómo Izuku estaba incorporado sobre la cama, con la barriga hinchada, sus manos temblaban sobre su vientre, su rostro torcido de dolor y lleno de lágrimas combinadas con su propio sudor.

—¡De-Deku! —se apresuró a decir Katsuki, acercándose y entrando en pánico al ver que Izuku sufría.

—Kac-Kacchan creo que ya viene —apenas dijo Izuku, aferrando sus uñas a la carne de Katsuki.

Katsuki se levantó de la cama, corrió por el departamento hasta que pudo encontrarse con el calendario pegado en la cocina. Era un día después del cumpleaños de Izuku, era la madrugada del 16 de Julio del 2010, pero...

Si bien, Toshi había nacido un día después del cumpleaños de Izuku, Katsuki no recordaba que los dolores de Izuku comenzaran por la madrugada.

En ese momento algo hizo click en Katsuki.

Los dolores de Izuku no habían comenzado en la madrugada porque esta era otra vida, una nueva, una en la que estaba con él, una donde estaban juntos, una donde podría hacer bien las cosas.

"¿Me estás dando una oportunidad ángel?"

En eso Katsuki se apresuró a ordenar una maleta con ropa para el bebé, elementos de limpieza personal esenciales, una muda para Izuku y por supuesto, una cajita musical.

—¡Izuku, vamos! —anunció Katsuki entrando a la habitación donde su esposo parecía no dejar de sufrir, con cuidado lo tomó en brazos—. ¡Vamos respira, pronto te dejará de doler!

Izuku sólo asintió, sin embargo, las contracciones no dejaban de azotar su cuerpo.

Katsuki al estar al pie de la calle tomó un taxi y pidió que este lo llevara de urgencias a un hospital.

—Respira, respira —repetía Katsuki, pero Izuku parecía no escucharlo—. Vamos Deku se que te duele, pero pronto dejará de doler.

—Mhhhh —asintió Izuku, sus ojos estaban hinchados de tanto llorar.

Finalmente llegaron y Katsuki no se limitó en gritar por ayudar, los médicos inmediatamente se acercaron al ver a Izuku en tal estado y decidieron traer una camilla.

Como en las anteriores vidas, Katsuki veía todo tan real, no era una ilusión como los recuerdos de Izuku. Esto era real, la mano de Izuku sosteniendo con fuerza la suya, sus gritos, su dolor, su angustia, todo era real.

En la sala de partos Izuku se encontraba débil, abatido y cansado de tanto dolor, Katsuki estaba a su lado ya, en este punto no era muy distinto al recuerdo de su propia vida. Sin embargo, algo comenzó a complicarse.

—Doctor, el paciente está perdiendo mucha sangre —comenzó a comentar una enfermera.

—El bebé debe nacer lo más pronto posible o podría... —en cuanto comenzó a escuchar eso, Katsuki comenzó a angustiarse y más cuando los médicos colocaron una máscara de oxígeno sobre Izuku.

—¡¿Qué, qué pasa?! —exclamó Katsuki, observando cómo Izuku perdía el conocimiento luego de que le colocaran la máscara.

—Tenemos que hacer una cesaría, el bebé está teniendo muchas complicaciones para un parto natural —anunció otro de los médicos.

Izuku parecía dormido, su pecho aún subía y bajaba. Katsuki no podía ver lo que hacían ellos pues una cortina cubría la parte inferior de Izuku.

—Sus órganos no lucen bien —comenzó a decir otra enfermera.

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