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—¿no es lindo?— escuchó achuchones a una distancia no muy lejana a la suya, podía escuchar perfectamente aquellas voces tan chillonas qué no había necesidad de asercarse ni un poco, a pesar de que estuvieran susurrando.
Algo muy lógico, ya que los gemelos apenas estaban en la cama arriba suyo, cuchicheando tontamente sobre su propia belleza.

—¿podrían cerrar la puta boca, malditos?— refunfuñó azulin, mientras parecía lanzar algo en dirección a los gemelos, quienes rieron por lo bajo.

Eran apenas las 10 de la noche y sin embargo, ya hacían todos en sus camas, algunos descanzando favorablemente y otros simplemente perdiendo el tiempo entre la oscuridad con algún libro o jugando tontamente con un objeto qué tuvieran serca.
Achuchones estaba aturdido, perdido en la inmensidad de sus pensamientos, mirando por debajo el colchón de los gemelos, con los ojos muy abiertos, pero muy alejado de la realidad. Por su cabeza se repetía aquella imagen, gordis sonriendo tranquilo mientras le agradecía, gordis sonriendo amigable mientras le ofrecía ayuda, gordis sonriendo agotado después de haber entrenado juntos.
Dios, la mayoría de escenarios eran inventados...por no decir todos.

Sus mejillas no ardían, su temperatura se mostraba de lo más normal, pero sus manos temblaban, su corazón solo latía y latía como loco, además de que no podía dejar de sentir aquella corriente eléctrica cada que recordaba la escena qué había vivido en la enfermería y se sentía tonto.

Suspiro, removiendose incómodo en su lugar hasta dar media vuelta, notó los reproches de azulin y entrecerró sus ojos con incomodidad...—azulin— susurró para si mismo con molestia, el mismo nombre le revolvía el estómago, de la única manera en que podía sentirse no agraciado.
Cerró sus ojos, suspiró un par de veces y por fin se decidió a descanzar su mente y cuerpo, intento tras intento hasta que sus cejas se fruncieron, acción provocada por el horrible grito de azulin y la luz espantosa qué a pesar de no darle en el rostro, la sentía. Así que abrió rápidamente sus ojos y se dispuso a tomar aire para maldecir, logrando solo quedarse callado al darse cuenta de que, accidentalmente, cruzaba miradas con gordis, ambos acostados de lado con caras incómodas debido a la situación entre los ajenos, gordis sonrió y achicó sus ojos mientras se disponía a hablar.— hola achuchones — se escuchó de su parte y el recién nombrado le regresó la sonrisa, tan natural y amena, no dijo nada, pero ese silencio era suficiente para hacer notar su agrado.

Y así de lindo fue hasta que azulin se asercó a la cama de achuchones, molesto, con esa cara de enfermo qué seguramente llevaría a algo muy malo y sin embargo, no reaccionó, achuchones se mantuvo ajeno a la situación y avisoró como azulin trepaba las camas y poco a poco (o golpe tras golpe) calló a los gemelos.

La noche después de eso fue amena, sobre todo si no contaban los sollozos de uno de los gemelos qué no podía soportar el dolor en su ojo izquierdo, a azulin se le había pasado la mano.

Otra vez

Guerra sagrada ✨💗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora