CAPÍTULO DIEZ

10.8K 1K 205
                                    


Gia

Algo que siempre ha llamado mi atención de los aeropuertos, es la cantidad de personas al día que pasan por uno, es como un mar de gente, todas con vidas totalmente diferentes que ni siquiera saben de la existencia de nadie más

Por ejemplo, habrá algunas que viajan por trabajo, otras que lo hacen por placer, otras más que van directo a despedir a un familiar y tal vez habrá alguien que piense como yo, que puede ser la última vez que se vean.

Los accidentes aéreos existen.

Es horrible, pero cierto. Nadie sabe lo que le espera, creo que sí la mayoría supiéramos nuestra fecha límite en esta tierra, entraríamos en pánico y nos meteríamos un tiro antes de que se cumpla.

Esas son las cosas que pienso mientras limpio los asientos de un avión comercial. Ahora tengo que pedir turnos con dos compañeras, quienes nos aseguramos de cuidar la una a la otra para evitar accidentes como el mío. Ximena anda paranoica con eso y me lo contagia.

Cuando terminamos las tres bajamos del avión llegando al área de descanso. Mi turno termina, así que tomo mis cosas, me despido de las chicas y pongo un pie frente al otro dirigiéndome a la salida. Veo la hora en mi teléfono encontrando un mensaje de Louis diciendo que pasaría por Chase al colegio, le respondo con un pulgar arriba y lo guardo mirando a los lados antes de cruzar la calle.

Tomo el autobús sentándome enfrente ansiosa por llegar a casa. Mañana es la fiesta de compromiso y estoy nerviosa. Chase no me ha buscado, tal vez las cosas ya se calmaron y debería dar marcha atrás. ¿Qué le diré cuando esté allí? ¿Que cara voy a poner cuando fuí yo quien le insistió en alejarse y ahora estaré en su casa?

Ay no.

Mi pierna sube y baja demostrando lo nerviosa que me siento. El nudo en mi estómago me provoca un dolor que no puedo explicar, es una mierda, estoy jodida por dónde lo vean. Cierro los ojos e imagino la cara que pondrán todos, imaginando que los ojos de todos estarán puestos en mi.

Le he estado dando vueltas a muchas cosas, pero no me he puesto a pensar en la más importante. Mi hijo. Jamás me ha preguntado por su padre y yo tampoco le he dado una explicación al respecto. No puedo decir que lo ha necesitado, ya que no puedes necesitar algo que nunca has tenido, pero creo que eso solo es una excusa para ocultar el miedo que tengo a la reacción de Chase.

Siempre ha tenido un padre y es un buen hombre, tan bueno que jamás podrá ver la maldad en un ser querido. 

Cuando el chófer frena de golpe, despierto de mis pensamientos dándome cuenta que estoy cerca de mi lote de departamentos, así que me bajo por la puerta trasera caminando el resto de metros hacia la entrada de la propiedad.

Cruzo la calle levantando la mirada y me paro en seco al ver a la persona que está apoyada en un auto deportivo de lujo, con una chaqueta de cuero, un par de pantalones de mezclilla rotos y lentes oscuros.

Cameron.

—Cuidado, que por aquí roban. —bromeo quedando frente a él. —¿Cuándo llegaste?

Levanta la cabeza sin quitarse los lentes.

—Hoy. —responde. —¿Cómo estás?

Me apoyo en el auto al lado de él. Mi mirada se clava en el edificio que tenemos enfrente mientras busco la respuesta más real que pueda dar.

—Viva, que es lo importante. —suspiro. —Estaba pensando y…creo que le diré la verdad a Chase mañana, en la fiesta. Es lo mejor, que se entere por mí antes de que…Antes de que sea tarde.

WITH YOU Donde viven las historias. Descúbrelo ahora