Capítulo 2: ¿Por qué?

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STAN















Me desperté con dolor de cabeza, sentía todo mi cuerpo pesado, apenas podía moverme con naturalidad. Mamá llamaba a la puerta, pero, no le respondí, intenté sentarme en la cama, lo cual pude hacer. Me dirigí hacia el baño. Pude ver mi reflejo en el espejo. Mis ojeras eran cuencas tan visibles, que parecía demacrado, levanté un poco mi camisa, podía ver como mis costillas sobresalían. De tan solo verlo, vomite. No me gustaba eso. Ni siquiera un poco. Lavé mi cara y salí de ahí.

Bajé. Vi a mis padres, está vez más calmados. Papá leía el periódico y a la vez el partido de hoy, mamá sólo estaba desayunando como cualquier otro día. Era raro todo esto, sentía que no pertenecía en ese lugar. "¿Tanto cambiaron cuando no estuve?" Me pregunté mentalmente. Le di un sorbo al café. Miraba desorientado el líquido oscuro, tenía tantas ganas de largarme de allí. Pero claramente no podía.

—Stan hoy te acompañaremos a la escuela—habló mamá.

Asentí y susurré un simple "si". Tomé una galleta y la comí sin sentir el gusto de la misma. Hoy tendría que ver a mis otros dos amigos. Genial. Suspiré para levantarme e ir por mi mochila que aún seguía intacta. Me la puse en los hombros y fui a esperar a mis padres afuera. En eso, veo a los chicos hablando e insultandose, aunque Kyle no parecía prestarles atención.

Iba a acercarme cuando me detuvieron.

—Vamos, hijo. Sube al auto—murmuró papá detrás mío, yendo hacia él.

Igualmente los vería a los demás.

La directora hablaba con mis padres. Al parecer alguien debía "cuidarme" para que no hiciese alguna tontería.

—Tuvimos que ver a quien le asignaremos al joven Marsh, por el pedido que ustedes hicieron—decía mientras señalaba a los adultos. Arqueo una ceja sin entender, me parecía una estupidez todo esto—Y al final ya lo decidí.

—¿Podría... decirnos a quien? Queremos que sea alguien realmente responsable, Stanley aún debe mejorar—reclamaba mamá.

Rodé los ojos y vi el paisaje a través de la ventana. El patio tenía mucho más nieve que antes.

—Eso iba a hacer—retomó el hilo, volteé para escuchar mejor—Será...—y volvieron a interrumpirla.

—¡Permiso! Disculpe, profesora, me demore un poco.

Mi cara cambió completamente. Esto ya era el colmo. ¿A quien se le había ocurrido todo esto?

Kyle estaba desaliñado y un poco sudado, además de que su nariz sangraba. Seguramente se había peleado con el gordo ese. Bufé. No podía ser que lo asignarán a él. Me levanté haciendo caer la silla, me acerqué con el ceño fruncido a la profesora.

—¿¡Por qué él tiene que cuidarme!?—pregunté señalando a mi amigo.

La señora rubia se río con calidez, ella también se levantó, me tomó de la muñeca arrastrandome hacia él. Nos puso juntos, hombro con hombro, mirándonos.

—Escuchen. Señor Broflovski y señor Marsh, lo único que deberás hacer—dice mirando a quien está al lado mío y prosigue—; es cuidar de tu amigo, y ya, no es nada del otro mundo. Si quieren ser otra cosa eso ya es parte de ustedes.

Mis mejillas ardían de tan solo pensar que Kyle y yo fuéramos eso. Negué, mire de reojo que mi amigo estaba en las mismas.

Después de todo eso, hicieron que solo nosotros dos saliéramos a esperar afuera de dirección. Nos sentamos juntos, mirando para otro lado sin dirigirnos la palabra. Pero eso no duró mucho cuando el chico rompió el silencio que se formó.

—De verdad lo siento, Stan. Yo solo quise... anotarme en esto para ayudarte. Obviamente otros chicos y chicas también quería ayudarte, pero... la profesora decidió que...-

—No importa, Kyle. Solo me parece absurdo, no haría nada tonto—murmure mirándolo.

Y otra vez, esa electricidad recorrer todo mi cuerpo. No entendía porque me pasaba esto junto a Kyle, no me parecía conveniente. Ni siquiera siento ningún sentimiento hacia él. Tampoco me di cuenta cuando él estaba sentado en mi regazo abrazándome, sentía como mi abrigo se empapa por las lágrimas de él. Me sonroje bastante, tenía calor. Me siento acalorado. ¿O será la playera extra que llevo por el extremado frío que hace en South Park?

—¡Yo jamás quise abandonarte! Si hubiera sabido que Cartman... que él... me estaba... no sé... engañando—volvía a balbucear tomándome de las mejillas.

Aparte con cuidado sus manos. Intenté secar sus diminutas lágrimas, Kyle no se opuso, repose una de mis manos en su rojiza mejilla.

—Hey, tranquilo, todo está bien. Sé que no fue tu culpa, quizás me exalte mucho, pero no lo hice con esa intención, am— aclare mi garganta antes de decir la palabra—Sólo déjalo... estos días en rehabilitación no me han sentado de la mejor manera.

Él asintió, mientras volvía a abrazarme.

—¡Stan!—gritó una voz peculiar. Mi mejor amigo se separó de manera efusiva de mi lado.

Me levanté para ver a Kenny correr hacia a mí, me abrazó muy fuerte, haciendo que nos cayeramos en el acto, solté un gemido correspondiendo el abrazo de mi amigo.

—¡Que bueno volver a verte! Ya te estaba extrañando—me decía eufórico. Me puse más nervioso cuando me dio un beso en la mejilla.

¡¿Qué mierda le pasaba?!

—¡Kenny! ¿Por qué...-

—Es un acto de amistad, tranquilo, Stu. Cálmate—interrumpió, al cabo de segundos me ayudó a levantarme.

—Si, tienes razón, lo siento. Yo también te he extrañado estos meses. La verdad, quería escaparme de allí e ir contigo para que me dijeses algunas palabras conmovedoras—reímos los dos.

—Pero que marica, Stanley—bromeó la típica voz que no quería escuchar.

—Ah, hola, gordo. ¿Cómo va todo? Quiero decir, desde la última vez que ya sabes, fingiste-

—¡CÁLLATE! Solo quería fastidiar al judío de mierda—miró a Kyle.

Al final, los cuatro nos dirigimos al patio, era la hora del receso, no me vendría mal un poco de aire fresco.

¿Qué tal si te ayudo?-STANxKYLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora