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—Y así fue como me robe una oveja de la granja del tío de Aldo— El Mariana, con unas copas de más, contaba cualquier anecdota que recordara.

—Ay wey ¿Y qué hiciste después?— Preguntó Quackity, que era una de las personas que se encontraba en la ronda. Ya eran las 5am y no quedaban tantas personas en la "tranquila juntada".

Mientras seguían hablando, Roier le tocó el hombro a Quackity —Oye Alex ¿si sabes dónde hay otro baño no?— Le preguntó algo incomodo.

—Usa el que está al lado de la cocina cabron—

—Esta... ocupado— Respondió mientras recordaba como un chico estaba vomitando con la puerta abierta.

—No mames, arriba hay otro baño, ve sin pedo— Dijo refiriendose al segundo piso.

Sin más el castaño empezó a subir las escaleras, no estaba seguro si podía subir, pues no había visto a nadie más hacerlo hasta hora.

Apenas subió se encontró con el baño, estaba al frente de las escaleras. Entró y se vió al espejo, parecía un fantasma; sus ojeras estaban levemente más marcadas, estaba palido y con el cabello hecho un desastre. Decidió lavarse la cara con agua fría para despertarse y finalmente se quedó mirandose un largo rato.

"Dios soy un asco, con razón ni mi papá me quiere"

Retiró la venda que traía en la cabeza y la apretó con fuerza, marcando sus uñas en la palma de su mano.

"Que estoy pensando por amor a Cristo, estoy un poco ebrio seguro"

Pensó para cambiar de tema y se dió una risa reconfortante mientras miraba al suelo. Él sabía perfectamente que los efectos del tequila ya habían pasado hace rato.

De la nada, la puerta fue abierta de un golpe. Un castaño había entrado sin siquiera tocar la puerta, dirigiendose directamente al inodoro. Roier se le quedó mirando atonito.

Por atras de él escuchó una risa que lo sacó de su transe —Quebraste boludo, me debes 500 pesos eh— Un pelinegro decía entre risas mientras se acercaba al contrario y le sobaba la espalda —Larga todo amigo— Luego de eso, el híbrido de oso se percató de que había alguien más ahí, pues no lo había visto porque el castaño quedó detras de la puerta abierta.

Roier se limitó a soltar una risa nerviosa —¿Hola?— Miró al contrario a los ojos, a ese par de ojos violeta que cautivaban a cualquiera con solo darles una mirada, mierda que eran hermosos. El chico que se encontraba de rodillas frente al inodoro paró de vomitar.

–Ah hola Roier, ¿cómo andas amigo?— Spreen rió al ver la reacción de su compañero de trabajo. Había sido facil distinguirlo; aún llevaba una venda blanca en la naríz por su fractura, ahora tenía puesta una campera negra cerrada, pero aún así era facil saber de quién se trataba por ese cabello castaño y rebelde que lo caracterizaba. Obviamente no era porque se la pasó mirandolo de reojo todo el viaje de ida y vuelta en el autobus, o porque estuvó stalkeando su instagram y snapchat después del día que se conocieron.

—Spreen, todo bien ¿y tú como vas?— Dijo mostrandole una sonrisa y alargando su nombre mientras se acercaba a él para chocar los cinco.

—Acá tranqui viste, con mi amigo, Carrera se llama no se si lo conoces— Al escuchar su nombre, el castaño que se encontraba parandose del piso al fin hizo contacto visual con él y lo saludo con la mano antes de lavarse la cara en el lavabo —Vení vamos para allá— Ivan tomó el brazo de Roier y lo jaló fuera del baño —¿Estas ocupado o te pinta salir afuera?—

Take on me - [ sproier | spiderbear ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora