Érase una vez

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Érase una vez una mujer que vestía de dorado, que caminaba sobre muertos y que se reía de ellos.

Érase una vez una mujer que se sentó junto al trono, y esperó pacientemente a que alguien iluminara el lugar.

La espera no fue en vano y un niño se arrodilló a su lado, intentando lustrarle los zapatos tintados de sangre. Le levantó la barbilla al niño, sonriéndole a los ojos dorados y al cabello marrón que le saludaron.

Lo sentó en el trono y se sentó a sus pies, lo nombró rey del nuevo mundo y regente de quienes adoraban a los dioses. Lo cubrió de oro y lo llamó la voluntad de Xenom.

El niño creció besándole la mano a quien lo había salvado, llorando sobre su regazo en busca de sabiduría.

La mujer de dorado le aconsejaba al oído, pero jamás recayó el deber sobre ella. Le consolaba en medio de sus desgracias y daba órdenes por lo bajo.

Esa mujer había creado un rey, y reinaba como uno.

Así eran las Dareen, mujeres que se sentaban a esperar un nuevo rey para regir sobre ellos, o creaban uno desde cero.

Eran las reinas detrás de los reyes, eran las creadoras de nuevas generaciones.


El rey está enfermo.

¿Quién ocupará el trono ahora?








Notas de Autor:

Aquí vamos, esta historia y las Dareen en general son personajes que amo demasiado, tengan la mente abierta y hagan sus apuestas.

No sé si dejar el relato, fue algo sin pulir que inicialmente hice para hacerme una idea de quienes serían las Dareen, pero aquí quedará un poco, supongo.

Saludos y besos.

- DA

El Forjador del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora