Capìtulo - 1

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"Con tus imposibles, pusiste todo mi mundo de cabeza. "


El día que Park Jimin, conoció al demonio de su jefe, había comenzado sin llamar la atención.

Fue solo uno de los muchos manifestantes reunidos a las puertas de la sede del Noej Group. El edificio alto brindaba cierta protección contra el frío viento de octubre, pero eso era prácticamente lo único bueno de la situación. 

Los estaban ignorando, los guardias de seguridad simplemente los vigilaban desde lejos.

—Es inútil, —refunfuñó alguien entre la multitud cada vez más reducida. —No van a salir a escucharnos. Estamos perdiendo el tiempo.

Otros asentían con la cabeza, luciendo abatidos.

Jimin frunció el ceño y levantó más su pancarta. Se negó a darse por vencido tan fácilmente. No permitiría que esta corporación desalmada destruyera su franquicia de juegos favorita.

—Vamos, chicos. —Jimin dio un paso adelante. —Vamos, solo tenemos que hacer más ruido, —dijo, mirando a los otros muchachos. Solo quedaban dieciséis, lo cual era un poco descorazonador, pero Jimin no dejó que se notara en su rostro.

Su padre siempre decía que para hacer que la gente crea en algo es necesario que parezca que crees en ello tú mismo, y Jimin sabía que era verdad. 

—¡No podemos dejar que esos imbéciles se salgan con la suya! ¡BattleField se merecen algo mejor! ¡Por BattleField!

Para su alivio, los demás parecieron envalentonarse lo suficiente por sus palabras y empezaron a gritar —SÍ, POR BATTLEFIELD —a todo pulmón.

Sonriendo, Jimin hizo lo mismo, y pronto sus gritos empezaron a llamar la atención. Los guardias de seguridad se acercaron a ellos y les exigieron que dejaran de interrumpir el trabajo de las personas.

—¡No nos iremos hasta que nos escuchen! —Dijo Jimin. —¡Dile a esos idiotas codiciosos de la Junta que bajen a conocernos!

Los otros chicos hicieron ruidos de aprobación y le dieron una palmada en la espalda.

Animado, Jimin gritó más fuerte:

—¡No nos ignorarán! No pueden silenciarnos...

—¿Qué está pasando aquí? —Dijo una voz fría. El silencio fue instantáneo.

Jimin se volvió y se encontró con unos penetrantes ojos negros. Nunca antes había visto ojos negros. Había visto un marrón oscuro al borde del negro, pero nunca, un verdadero negro alquitrán, fuera de los personajes de la televisión poseídos por demonios.

Este hombre los tenía: ojos negros profundos.

Le tomó un momento apartar la mirada y ver al hombre al que pertenecían esos ojos: Alto, Traje gris inmaculado abrazado a los anchos hombros, Cabello oscuro, cejas finas y espesas que hacían que su mirada de halcón fuera bastante inquietante.

Una sombra de las cinco, a pesar de la madrugada. Había algo claramente asiático en su apariencia: coreano - japonés, tal vez griego por tan perfectas líneas en su rosto. El hoyuelo en su mejilla era lo único que suavizaba su apariencia, pero solo servía para acentuar la línea dura y cuadrada de su mandíbula.

Por la forma en que el hombre se comportaba, era obvio que era alguien importante. Prácticamente apestaba a poder y dinero, pero Jimin no lo reconoció.

Para ser honesto, no conocía bien a los ejecutivos del Noej Group. El Noej Group era una de las empresas privadas asentadas más grandes del país y su estructura interna no era conocida por el público. Jimin solo pudo reconocer el rostro del CEO, pero ese hombre definitivamente no era él, Además; Kim Namjoon estaba ahora en coma. Todo el mundo lo sabía.

UNA APUESTA CON EL DIABLODonde viven las historias. Descúbrelo ahora