Capítulo diecisiete

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Willow

Me levanto del sofá cuando escucho los golpes de la puerta. Nube casi ni se inmuta, pero levanta la cabeza en dirección a la entrada.

Tengo que contenerme para no soltar un grito de emoción, tengo muchas ganas de abrazar a Declan. No es propio de mí ser demasiado cariñosa pero hemos estado un par de días sin vernos por cosas del trabajo y lo he echado de menos. Aunque no voy a admitirlo en voz alta.

Tal y como esperaba, Declan aparece delante mío cuando abro. Una pequeña sonrisa aparece en su rostro cuando me ve, y sin poder evitarlo, me acerco a él y envuelvo mis brazos en su cuello, abrazándolo.

Noto como me da un pequeño beso en el hombro y sus manos me agarran fuerte de la cintura. Unos segundos después se deslizan hasta quedar en la parte baja de mi espalda.

Sonrío inconscientemente y entonces hago un ademán de separarme, con la intención de besarlo, pero él no me suelta, por lo que me quedo quieta. Suelta un suspiro mientras me abraza más fuerte.

—¿Estás bien? —pregunto en un susurro.

Noto como asiente contra mi hombro.

—¿De verdad? —insisto, porque por alguna razón sé que no es cierto.

—Mhm... —murmura.

Inclino mi espalda hacia atrás para mirarlo y esta vez no me lo impide. Igualmente sus manos no se apartan de mi cintura, cosa que agradezco, porque me ayuda a mantener el equilibrio e impiden que me caiga.

Sus ojos marrones se encuentran con los míos y nos quedamos en esta posición lo que me parece una eternidad.

Hasta que me pongo de puntillas y presiono mis labios contra su mejilla sin poder evitarlo.

Estoy actuando como si llevara un mes sin verlo pero realmente lo he echado de menos, más de lo que creía.

Él, entonces, sonríe un poco y me suelta para poner sus manos en ambos lados de mi rostro. Se agacha para juntar nuestros labios.

El beso es tierno y suave. Incluso diría que es demasiado dulce, comparándolo con los besos que suele darme.

—Hola —murmura cuando se separa.

—Hola.

Vuelve a presionar sus labios contra los míos, pero esta vez en un beso fugaz, con el que no me da tiempo siquiera a reaccionar.

Me agarra de la mano y tras cerrar la puerta empieza a caminar por el pasillo hasta llegar al salón. Nube maúlla cuando ve a Declan, buscando su atención. Y lo consigue porque él va directo hacia ella y se sienta a su lado en el sofá.

Para mí sorpresa no suelta mi mano, en vez de eso, tira de mí hasta que quedo sentada encima suyo. Entonces, como si nada, empieza a acariciar a mi gata.

—Hay mucho sofá como para que me sientes en tus piernas —pongo los ojos en blanco, girándome para mirarlo.

Declan sonríe divertido y yo me levanto, o eso intento, porque me agarra del muslo y vuelve a sentarme.

—Iba a buscar agua para ti —me cruzo de brazos, indignada —. Déjame ser una buena anfitriona.

Él levanta las manos en señal de rendición.

—De acuerdo, ve.

Camino hacia la cocina y me dirijo a la nevera. Por alguna razón estoy nerviosa, pero no son los nervios de siempre, son como... si tuviera quince años y estuviese a punto de tener una cita con el chico que me gusta. Quiero reírme de lo ridículo que es, nunca me ha pasado. Solo con Ian durante los primeros meses de relación.

Solo tú y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora