CAPÍTULO 5: Nuevo Curso

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Pasó mucho tiempo desde la última vez que vi a Brais, pues ya hacía unos siete meses desde nuestro último encuentro en la biblioteca. No volví a salir ningún otro sábado, a veces recordaba lo que pasó en la última fiesta, pero ya no me afectaba tanto. Era un recuerdo vergonzoso simplemente.

Acababa de empezar el segundo año de carrera, y seguía compartiendo piso con Sharlize, el mismo del año pasado. En los exámenes finales lo pasé fatal, tenía mucha ansiedad, pues no lo llevaba todo al día, y por mucho que me esforzara, sentía que yo no podía sacar las asignaturas hacia delante. Era agobiante porque no solo necesitaba aprobarlas, sino que tenía que sacar muy buenas notas, al menos, mejores que los otros miembros del consejo estudiantil si es que quería entrar. Mis notas no fueron malas, de media tuve un ocho, lo que estaba bastante bien, pero sacrifiqué mi salud mental para ello, y eso me dejó agotada.

Hoy iría a ver quiénes fueron elegidos para estar en el consejo, me presenté a secretaria, pues la chica asiática pasaba mucho tiempo con Efrén, supuse que sería un buen cargo.

Llevaba mi típica sudadera violeta, me daba suerte, además, el violeta era mi color favorito. También tenía puesto un chándal negro, acompañado de mis deportivas negras. Cepillé mi pelo marrón, ondulado por las puntas y arreglé mi flequillo a los lados. Miré en el espejo mis ojos grises, ¿no podía tener un color normal? Me daban un poco de inseguridad y además, tenía que alejarme y evitar mirar la luz brillante del sol si no quería que me doliese la cabeza.

Salí del piso, Milena me esperaba en una esquina. En el primer curso no hablamos casi nada, pero seguíamos siendo buenas amigas. Su piel estaba un poco más morena que de costumbre, supuse que sería porque veníamos del verano. Y su pelo, marrón oscuro rizado, siempre suelto a excepción de sus dos mechones delanteros recogidos por sus dos horquillas, que se camuflaban en su frondoso pelo.

Me saludó con una gran sonrisa en la cara y nos pusimos en marcha hacia la universidad. Nos pusimos al día sobre todo lo que nos habíamos perdido la una de la otra. Me sentí muy bien hablando con Milena, recargaba mi baja energía.

Nos separamos cuando entramos en el recinto, cada una se fue a su respectiva clase. Nuevo curso, nueva clase, nuevos compañeros. Estaba ansiosa, esta vez haría nuevos amigos, tenía otro propósito que cumplir, pues no quería quedarme sola de nuevo, la vida universitaria sin amigos era un poco triste, al menos, así fue como me sentí el primer año.

Entré al auditorio, a mi primera clase, había gente que no me sonaba y otras que sí, estos últimos estuvieron en la misma clase que yo el año pasado; los que no conocía, eran de otras carreras, pero compartíamos asignaturas.

Me senté al lado de un chico rubio que estaba solo. Su pelo lo tenía por mitad del cuello de largura, recogidos dos de sus mechones delanteros detrás, era el mismo peinado de Milena, pero en vez de tenerlo sujeto con horquillas, lo tenía agarrado en una coleta. Llevaba unas gafas de ver, color negras, no muy finas, y sus ojos eran azul cielo. Su aspecto me dio confianza, y me dejé llevar por ello.

Estaba concentrado leyendo algo en su tablet, deslizaba con el lápiz de esta para subir el texto en la pantalla. No parecía ni haber notado que me había sentado a su lado. Saqué las cosas y las ordené en la mesa que compartíamos. Las mesas eran larguísimas, cabían muchas personas en una, pues se extendían hacia la mitad de la clase, donde había un largo pasillo con escaleras para bajar. Era normal, las clases eran auditorios enormes con nivel, en cada peldaño había una larga mesa.

Intenté sacarle conversación preguntando si la asignatura que tocaba era en aquel aula, a lo que me respondió con un simple sí y siguió leyendo. Parecía no querer hablar, así que me quedé callada.

La clase había empezado hace un buen rato y desde mi pregunta no había vuelto a abrir la boca. De pronto, la puerta de clase se abrió. Apareció una chica de pelo marrón clarísimo, casi rubio, lo tenía por encima del hombro, era ondulado; sus ojos del mismo color. El profesor no le llamó la atención, así era la universidad, ningún profesor se preocupaba por los alumnos. La chica miró hacia arriba buscando un sitio libre, abajo estaban todos ocupados. Subió poco a poco las escaleras buscando uno disponible, vio el que estaba a mi lado y ahí se sentó.

HARD TO LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora