Capítulo 4: Lyndon

5 2 0
                                    

Habían pasado varias horas desde que aquel Hombre me había traído a su caravana, me dijo que era mi héroe y que no le diera importancia, sonaba bastante egocéntrico, pero por ahora, solo se que me a salvado la vida.

Escuchaba el caminar de los caballos que llevaban la carabana, no parecía que tuvieran ni la más mínima prisa.

—Steve, ¿Cierto?— Preguntó Lyndon, rompiendo el silencio.

—Si, ese soy yo.— Respondí.

—Ciertamente se nota que llevas poco aquí, mientras tanto, mi tiempo se acaba... Necesitarás un nuevo nombre, amigo mío.—

—¿Un nuevo nombre, que tiene de malo el mío?— Pregunte, confuso e ligeramente ofendido.

—Si estás atrapado, necesitarás un nombre que la gente respete, o por lo menos un nombre de la época.— Explicó.

Asentí con la cabeza. —¿Y como debería llamarme?—

—¿Cuantos años tienes?— Preguntó el.

—Veinte.— Respondí.

Él asintió sin girarse siquiera, hablando. —Tomaras el rol de mi hijo, entonces.—

Me quedé en un breve shock, pensando para intentar entender de qué hablaba el hombre.

¿Me acaba de adoptar? ¿Papa, eres tú? No entiendo ni un pepino, tiene que tener algún sentido, ¿cierto?

—Bueno, en papel, verás, soy un vendedor ambulante y tengo algunas tierras, así que tendras un estatus mejor así y te podré ayudar con una buena excusa.—

Ahora lo entendía todo.

—Oh, vaya eso está bien.— Dije, sin saber que decir.

***

Al final pasaron una o dos horas más y llegamos a un pequeño señorío, había una torre amurallada en el monte cercano, miraba fuera de la caravana con curiosidad.

—¿Donde estamos?— Preguntó Steve.

—Hemos llegado a mis tierras.— Respondio Lyndon.

—Dios, los ciudadanos tienen casas mejores que la mía.— Comento Steve.

—Ya me jodería, tambien tienen más días libres que tú.— Dijo Lyndon.

—Es coña, ¿Verdad?—

—Sorprendentemente, no, no es coña.— Mencionó Lyndon con una sonrisa ligeramente cruel.

Nuestra conversación paro al pasar con la caravana por un puente levadizo, llevándonos dentro de la pequeña fortaleza de este extraño mercader.

Lyndon dijo algo en el extraño idioma que desconozco, a lo que uno de los guardias tomo las riendas de la caravana y Lyndon se bajó, yo me baje momentos después.

—Sigueme.— Ordenó Lyndon, mirándome brevemente.

Lyndon empezó a caminar hacia una torre, seguramente su hogar, y yo le segui, entramos juntos.

—Bienvenido a tu nueva casa, también conocida como la mía, vivirás aquí conmigo y mis sirvientes, o trabajadores, como quieras llamarlos.— Explicó él.

—Vaya, pues esto de ser mercader no está tan mal, ¿No?—

—Claro que no, lo más que tengo que hacer es montar en caravana para vender productos, si eso, pero bueno, durante el próximo mes o así te enseñaré a hablar como es debido, porque se nota que no se te da nada, nada bien, y por cierto, no me he olvidado de tu nombre, te llamaras Arthur, Arthur Byrde.—

—Me parece un bonito nombre.— Comento Steve, quién ahora pasaría a ser Arthur Byrde.

Y no sé tardo nada en empezar el entrenamiento para convertir a Arthur en un noble...

-----------------------------------------------------------

Hola gente que lea esto.

Acabo de decidir hacer esto para aclarar dudas

Añado esto para comentarios que no tengan que ver directamente con el libro, se lo he copiado a una amiga.

Pero bueno, dejadme predicciones si leéis esto, pero sobretodo...

¡Cuidaos!

Que si no hos cuidais se me muere cualquiera que lea esto y ya no lo lee nadie, y para que no lea ni una sola persona pues escribo en el PC, que es más cómodo.

¡Ahora adelante, al siguiente capítulo!

El hombre de la Simulación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora