¿Que está pasando, donde estoy? Me encuentro en... Habitaciones de paredes blancas, mesas bajas, como para... Niños.
Este sitio no me gusta nada,es... familiar, pero no quiero verlo, mi cerebro, no me lo permite.
Despierto en mi habitación, tumbado en la cama, me levanto confuso por el extraño sueño, pero ya casi se me a olvidado, es ciertamente extraño, parece que hayan pasado años desde que llegué a este mundo pero solo ha pasado un mes, me visto y bajo, talvez Lyndon ya ha despertado.
***
Estoy sentado en una mesa, desayunando.
Lyndon sigue sin estar aquí, cosa que me intriga, pero tampoco quiero ir a su habitación y despertarlo, el también merece dormir después de todo.
Veo que uno de los hombres de Lyndon se me acerca, saludando y hablando, no entiendo nada de lo que dice.
-Quid Quaeris?- Pregunte, intentado hablar el poco Latín que me había enseñado Lyndon hasta la fecha.
¿Que buscas?
-Ubi est dominus?- Preguntó el.
¿Donde está el señor?
No estaba seguro de lo que decía el hombre, así que intente decir lo que seguramente no arruinaría mi (ya bastante mala) reputación con los que en algún momento serán mis hombres.
-Te non cognoscere.- Dije, esperando que le sirviera como respuesta.
No tienes porqué saberlo.
Me resultaba mucho más fácil hablar el idioma que entenderlo, y Lyndon me había enseñado unas cuantas respuestas a lo que sea que me dijeran.
El hombre asintió. -ignosce insolentiae- Dijo, saliendo de la habitación.
Perdone mi insolencia.
No le entendí del todo, pero me sirvió como respuesta y me quedé solo en la habitación, cogí un libro y comenzó a intentar leer para pasar las horas, seguía esperando a ver si Lyndon se dignaba a aparecer.
***
Había llegado a leer una página y media (Lo cual me tomo bastante tiempo) cuando por fin escuché pasos y vi a Lyndon entrar a la habitación, acompañado por el guardia de antes.
-Bonum mane- Dije, hablando en el mejor latín que pude al ver que el guardia estaba con el.
Buenos días
-Bonum mane- Respondió Lyndon, seguidamente respondiendo de igual manera el guardia.
-Arthur, ego te ad hunc introducam.- Dijo Lyndon, a lo que yo solo entendí mi nombre y por lo tanto asinti.
Arthur, voy a presentarte a este hombre.
-Nomen meum est Henricus, patre tuo praefectus vigili fungor.- Dijo el guardia, no entendí ni media palabra.
Mi nombre es Henricus, trabajo para tu padre como comandante de la guardia.
-Video, omnia facit sensum.- Dije yo, seguramente lo pronuncie mal, porque me miró con mala cara.
Ya veo, ahora todo tiene sentido.
-Vos can ire.- Dijo Lyndon, mirando a Henricus, el cual salió de la habitación y cerró la puerta.
-¿Pero que te pasa? Por poco me pilla que no se hablar latín, ¿no me tenías escondido por esa misma razón?- Pregunte, mirando a Lyndon ahora que el hombre se había ido.
-Si, pero el será tu profesor en combate cuerpo a cuerpo a final de mes. Me centraré en enseñarte lengua hasta entonces.- Explicó Lyndon.
-¡No! ¿Como mierda crees que voy a aprender latín fluido en dos semanas? ¡Esto es estúpido!-
-¿Quieres que te pegue una ostia, o prefieres calmarte?-
Me quedé callado, mirándolo.
-Bien, tengo un plan, específicamente voy a triplicar tus horas de latín y te enseñaré mis trucos, todo irá bien si sigues mis instrucciones, fui profesor, profesor de cosas mucho más difíciles que latín, como ciencias, si he podido enseñar ciencias a un par de idiotas sin educación, a ti te enseñaré latín porque me sale a mi de los huevos, ¿Alguna pregunta?- Explicó el mientras que me quedaba mirando su explicación de su pasado, la cual nadie quería escuchar.
-Ninguna pregunta.- Respondí.
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Acabo de sacar esto ligeramente pronto, pero bueno.
La parte buena de la historia está por llegar, drama, tensión y un pelín de romance esperan amigos míos.
Es un placer escribir para quien sea que lea esto.
Hasta la próxima.
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El hombre de la Simulación
FantasyUna nueva tecnología es creada, capaz de crear simulaciones hiper realistas utilizando la realidad virtual, en un día normal, un hombre cotidiano se queda atrapado en la edad media, siendo incapaz de salir y siendo olvidado por todos quién le conocí...