Epílogo

2.6K 184 48
                                    


 Sus párpados revolotearon, perezosos, antes de abrirse por completo. Por unos segundos, en los que bebió de la imagen frente a él, creyó estar aún en el mundo de los sueños. Harry descansaba de lado, con su mejilla aplastada en la almohada y sus rizos cayendo revueltos sobre el anguloso rostro. Los labios parcialmente separados, las líneas de la almohada marcadas en su mejilla.

Suspiró, entre embobado y enternecido.

Con dedos temblorosos, pero anhelantes, apartó un mechón de cabello que caía sobre los párpados danzantes.

Lejos quedaban las pijamadas cuando niños; la nostalgia de despertar junto al alfa luego de una noche de maratón de películas y comida chatarra lo atacó con fuerza. Años enteros de recuerdos que había encerrado en lo más profundo de su mente, huyendo del dolor.

Todo era diferente ahora. Se sentía como si el universo le hubiera retornado lo que le pertenecía por derecho. Lo que era suyo y nunca debió perder.

Aún dormido, Harry olfateó en su dirección, apretó el brazo enroscado en su cintura y lo atrajo contra su cuerpo, dejando sus rostros tan cerca que podía sentir el aliento del alfa en sus propios labios. Tentadores, llenos y entreabiertos.

Se estremeció. Carraspeó.

Luego de un quejido adormilado, los párpados del rizado se abrieron. Aún con la bruma del sueño, le tomó un momento reparar en dónde estaba y en la posición en la que se encontraba. Sin embargo, cuando lo hizo, no lo soltó ni se avergonzó, sino que una sonrisa perezosa se dibujó entre sus hoyuelos.

Su semblante cansado, pero pacífico; sereno.

Brillaba de una forma que el omega no había visto hasta el momento.

_ Buenos días, Lou.

_ Buenos días, Hazz.- murmuró sin elevar la voz, temeroso de romper el momento íntimo.- ¿Cómo te sientes?

El alfa descarado lo atrajo hacia él y enterró su nariz en el delgado cuello del omega. El pecho amplio retumbó, complacido.

_ De maravilla.- murmuró haciendo que las mejillas de Louis se encendieran.

Duraron unos minutos en esa posición, cada uno disfrutando del calor del otro mientras los dedos del ojiazul jugaban con los rizos caoba. El omega casi se quedó dormido una vez más a causa de la paz que sentía.

El día anterior estuvo colmado de angustia y dolor. Sus emociones los habían drenado por completo, dejándolos exhaustos. Tan pronto como el señor Malik firmó la salida de Harry con las instrucciones de mantenerlo rodeado del aroma de Louis, el castaño se llevó al alfa a casa. Apenas comieron unos sandwiches antes de caer rendidos en el sofá, enredados en un abrazo que solo se rompió en la madrugada, cuando el omega despertó y los guió a la cama para mayor comodidad.

Sentía que había dormido por una eternidad. Su cuerpo estaba revitalizado. Hacía tiempo no descansaba tan bien. Las migrañas no volvieron a aparecer; tampoco los mareos.

"La distancia también estaba afectándote a tí, Louis. La razón por la que los síntomas fueron más duros para Harry es que su lobo sabía que William no era su compañero. Tú nunca dudaste que Harry fuera el tuyo. Tu omega y tu no entraron en conflicto"

Las palabras del señor Malik lo llevaron inmediatamente a pensar en su hermano.

Maldita víbora, pensó Louis cuando la voz de su gemelo resonó en sus recuerdos del día anterior. Chillona y llena de ponzoña mientras disparaba palabras no sólo contra él, sino contra el hombre que había sido su víctima.

Solo Tú | Larry |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora