Prólogo

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Louis sorbió, observando como los ataúdes de sus padres eran descendidos a los fríos pozos en la tierra. Sus manos se retorcían entre sí mientras se despedía de las personas que más amaba en el mundo con un dolor inmenso.

Su omega lloriqueaba, en su interior, inconsolable.

Su llanto se intensificó cuando comenzaron a cubrir de tierra el último vestigio de sus padres. Se abrazó a sí mismo ahogándose con sus propias lágrimas.

Hubiera empeorado, si no fuera por la mano amplia que se posó en su hombro, dándole un cálido apretón. El fuerte aroma a café y chocolate amargo lo tomó por sorpresa; su omega calmandose instantaneamente al verse marcado con su esencia favorita.

Grandes ojos azules se alzaron, posándose en el alto alfa que lo miraba con tristeza y mucho cariño. Lo atrajo en un abrazo y le permitió enterrar su rostro en el fuerte pecho.

Su mejor amigo, la persona que había robado su corazón desde la adolescencia. Harry siempre estuvo allí. Siendo el perfecto alfa sin saberlo, enamorando a Louis con cada sonrisa y acción.

Si tan solo se animara a decírselo.

_ Quiero salir de aquí.

Louis cerró los ojos ante la voz de su gemelo, apartándose levemente de su mejor amigo. William se veía adusto e impecable. Su atuendo tan elegante como siempre, ningún cabello fuera de lugar y sus ojos secos y distantes.

_ Si tengo a alguien más diciendo "lo siento" lo golpearé en la cara.- escupió mirando a los amigos de John y Louisa que se habían acercado a decir el último adiós.

El aroma a limón de su hermano los rodeó, intensificado por su molestia.

Louis suspiró, mordiéndose los labios. Aquella esencia recordándole, una vez más, su propia falta de aroma.

_ Claro, los llevaré a casa.- contestó Harry con una pequeña sonrisa, intentando alentar a su hermano.

Con otro suspiro, Louis se apartó del alfa. Aunque este no lo dejó ir muy lejos. Pasó su brazo por los delicados hombros del omega y le tendió una mano a Will quien la tomó con una mueca.

Mientras se dejaban guiar entre las lápidas del cementerio, Louis giró una última vez en un mudo adiós.

.....

Salió de la ducha sintiéndose monumentalmente exhausto. Solo quería acurrucarse junto a Harry, dejar que el alfa lo abrazara y dormir por horas.

La empresa de publicidad en la que trabajaba le había dado unos días por duelo, así que pensaba aprovecharlos descansando junto al rizado para tomar aire y ganar un poquito de fuerza antes de volver a "la vida de adulto".

A sus veintitrés años, Louis seguía siendo muy apegado a sus padres. Ellos eran todo.

Cuando era solo un cachorro, descubrieron que estaba enfermo. Días enteros en el hospital y medicamentos que parecían eternos. Mas sus padres nunca se dieron por vencidos con su pequeño. John Tomlinson usó todos los recursos y contactos que tenía como doctor y luego de años, Louis logró curarse.

Su aroma, sus celos y su capacidad para tener cachorros se vio afectada, pero la familia Tomlinson no hacía más que agradecer porque su pequeño había superado la enfermedad. Y, aunque aquella pérdida aún afectaba el corazón de Louis, el omega les agradeció su fuerza todos los días.

Con su pijama puesto y sus mullidas pantuflas, se dirigió a la cocina en busca de Harry, esperando que el alfa lo acompañara en una larga siesta, pero cuando entró sus piernas se paralizaron y su alma cayó a sus pies.

Solo Tú | Larry |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora