Capítulo 5

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Louis despertó con un sentimiento extraño en el pecho. No supo identificarlo con exactitud, pero era una mezcla de ansiedad y angustia. Tuvo pesadillas durante toda la noche y el olor a la sangre de Harry se había arraigado a su nariz sin planes de abandonarla. El estallido del vidrio también hacía eco en su mente, fuerte y claro.

Se pasó las manos por el rostro, sintiéndose cansado y sin motivación para el comienzo del día.

Estaba molesto por la actitud de William. Sí, las heridas no fueron graves y no requerirían de mucha atención, pero la poca importancia que su hermano le dio al accidente de su propio compañero le hacía hervir la sangre. Ponía a su omega a gruñir.

Pensó en las miradas del alfa, distanciadas y completamente distintas a los enamoradizos ojos que recordaba de Harry antes de mudarse a Londres. Su hermano, aunque siempre actuaba como si estuviera por encima del resto, no pareció tan en control de la situación como de costumbre.

_ Basta, Louis.- se reprochó levantándose de la cama.

No valía la pena seguir pensando en la desastrosa velada, nada de aquella salida había sido placentero. Lo único relativamente bueno de esa noche, fue que él y Zayn al fin pudieron esclarecer el estado de su relación. Hubo muchas caras con pena, pero el ambiente mejoró cuando les aseguraron a todos que su amistad seguía intacta. El alfa no reveló a sus compañeros, pero Louis sabía que cuando las preguntas llegaran él respondería con la verdad.

El departamento se encontraba más frío que de costumbre. Con pequeños temblores en su cuerpo, se encaminó al cuarto de baño para tomar una ducha caliente y entrar en calor. Debía alistarse y salir antes de las ocho para llegar a tiempo a su cita.

Luego de la insistencia de Zayn la noche anterior, Louis por fin aceptó ver a Liam para una consulta. El omega no creía que fuera nada importante, pero si una visita al médico dejaba a su amigo más tranquilo, podía hacerlo. Además, pensó más tarde, tal vez así podría conseguir días de licencia en el trabajo para tomarse unas mini vacaciones por el resto de los días que Harry y William estuvieran en Londres.

Quizás era una salida cobarde, pero a situaciones desesperadas, medidas desesperadas.

Con el cuerpo cansado, pero más templado y relajado, se sentó en el sillón con una taza de té humeante entre las manos. Tenía unos pocos minutos para disfrutar de un rápido desayuno antes de partir rumbo al hospital del señor Malik.

Se encontraba fantaseando con los cupcakes que compraría en su cafetería favorita a la salida de la consulta cuando fue sobresaltado por incesantes golpes en la puerta. Tardó unos momentos en ponerse en marcha, con un feo presentimiento en el estómago, pero al final puso la taza sobre la pequeña mesa frente al sofá y fue hasta la entrada.

Al abrir la puerta, el aspecto de Harry lo dejó sin habla.

Llevaba el cabello revuelto, como si hubiera tirado de él con nerviosismo. Sus ojeras eran tan intensas que parecían maquilladas y sus ojos irritados lucían perseguidos. Su ropa, siempre pulcra e impecable, reflexivamente combinada, estaba arrugada, desarreglada y elegida sin la más mínima atención.

_ Harry.- murmuró quedo. Completamente absorbido por la sorpresa.

_ Ey, siento aparecer así- dijo el alfa sin aliento. ¿Había llegado corriendo?-, pero tenía que venir... hablar contigo.

Harry se veía tan angustiado que Louis no dudó en hacerlo pasar. Temblaba y sudaba frío. Las gotitas agolpándose en sus sienes. Bajo la luz de la sala, distinguió nuevas heridas en las manos anilladas que no habían estado la noche anterior luego del estallido.

Solo Tú | Larry |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora