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Mark entra a trompicones en la cafetería, con la mente dándole vueltas a números inútiles, medio dormido, y se arrastra hasta el mostrador, con los ojos entornados mientras espera a que Doyoung venga a tomarle la orden.

Había sido un día de mierda. Una mierda de semana, en realidad. Había tenido un proyecto de grupo en su clase de termodinámica que finalmente había concluido con éxito a pesar de que la mitad del grupo no había puesto de su parte, y por fin había podido empezar su trabajo de física que tenía que entregar hoy, sólo para recordar anoche que había una montaña de deberes de matemáticas esperando a ser terminados. Se había acostado a eso de las seis de la mañana para levantarse dos horas más tarde y caminar penosamente hacia clase, deseándose la muerte.

— Mark, ¿qué estás haciendo? — la voz de Donghyuck le llega por encima del martilleo de su cabeza y Mark, por una fracción de segundo, cree que está de vuelta en casa, en el sofá felizmente dormido, antes de forzar los ojos para abrirlos.

— ¿Hyuck? — pregunta confuso — Pensé que hoy no trabajabas — Donghyuck había estado haciendo menos turnos para quedarse en casa y entrenar al dragón -aún sin nombre- para que no masticara y esnifara humo y hollín sobre todo lo que poseían.

Donghyuck se inclina sobre el mostrador, con la preocupación grabada en su rostro.

— Sí, cubrí a Renjun. Mark, ¿estás bien? —

Mark hace oídos sordos, o al menos eso cree. No está del todo seguro de cuántos de sus miembros siguen funcionando.

— Estoy bien, necesito café. Tareas —

Donghyuck suelta un resoplido.

— Sí, debes estar delirando si crees que voy a echarte más cafeína. Sinceramente, ¿has dormido? —

Mark asiente, los ojos se le vuelven a cerrar. Le cuesta mantenerse en pie, así que apoya la cabeza en el mostrador. Hoy ha podido pasar una hora en la biblioteca entre clase y clase. Ha sido una hora agradable.

— Mierda — oye refunfuñar a Donghyuck, y hay un montón de golpes y luego Donghyuck está llamando a alguien y luego se siente a sí mismo siendo levantado sobre la espalda de alguien — Mark, tienes que sujetarte — Donghyuck suelta un chasquido y Mark pasa lentamente los brazos por encima de los hombros de Donghyuck.

— ¿Por qué? — murmura, recostando la cara en el pliegue del cuello de Donghyuck. Donghyuck siempre huele bien, como una mezcla de cítricos picantes y especias.

—Gracias, supongo — dice Donghyuck, y Mark intenta averiguar por qué le está dando las gracias antes de abandonar esa idea en favor de apretar la nariz contra la piel de Donghyuck y respirar más hondo.

— ¿Adónde vamos? — balbucea Mark, mientras el lento ritmo del paso de Donghyuck le adormece.

— A casa — dice Donghyuck — Vas a descansar —

Mark frunce el ceño e intenta apartarse, pero tiene la sensación de que la cabeza le pesa con cemento.

Hyuckie — murmura — Tareas —

— Esas pueden esperar — Donghyuck dice y hay una calidez en su voz que no estaba allí antes — Duérmete, Mark —

Parece una sugerencia fantástica, así que Mark lo hace.






























here are dragons || markhyuck ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora