Capítulo 5.

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Me giré a ver al que me hablaba desconcertada. ¿Quién sería y por qué me hablaba?

Lo que sí puedo decir, es que era un muchacho muy guapo. Su alborotado cabello castaño le caía sobre los ojos y llevaba una polera gris que le resaltaba sus tonificados músculos.

Igual ese día no estaba de humor.

-¿Qué quieres?- pregunté algo molesta.

-Nada, solo charlar.

-No estoy de humor.

-Se nota que no lo estás- dijo sonriendo y sentándose al lado mío.

Hice una mueca de desagrado y me paré repentinamente y muy molesta.

-¡¿Crees que soy otra de esas chicas fáciles a las que lo único que les importa es el maquillaje y los chicos?! ¡Pues, para tu información, estás equivocado!- grité furiosa.

-Wow, tranquila- dijo con esa sonrisa de lado que tanto me molestaba. -Veo que de verdad no estás de humor hoy, y ni siquiera sé tu nombre.

Me sentí un poco avergonzada, tenía razón.

-Nos veremos mañana, en el mismo lugar, a la misma hora. Espero que no faltes.

Sin decir más se dio la vuelta y se fue.

¿Qué quería este chico conmigo?

Sacudí la cabeza y comenzé a caminar para despejar un poco mi mente.

Sinceramente, había tenido un día horrible.

Y se puso peor.

Ashley estaba con sus chillonas amigas comprando.

MIERDA.

Me asusté y corrí a esconderme una tienda.

No tenía idea de por qué estaba huyendo de ella, no era la reina de Inglaterra o algo por el estilo.

Pero golpeaba fuerte.

Muy fuerte.

Puta madre, mátenme ahora.

La rubia teñida entró a la tienda -si Haley, muy inteligente de tu parte haber entrado a una tienda de bolsos caros- acompañada de sus zorras amigas.

Traté de escabullirme pero ella ya me había divisado.

-La perra de Haley esta aquí. Qué sorpresa- dijo con una sonrisa de suficiencia.

Comencé a temblar.

Se acercó lentamente a mí cotoneando sus caderas- no dejaba de ser puta ni siquiera al momento de golpear- y levantó su puño con la manicura recién hecha.

Cerré los ojos con fuerza.

Sin embargo, no sentí su mano impactar contra mi cara.

Sentí solamente otro tipo de mano acariciarla.

-¿Estás bien?- esa voz se me hizo muy conocida.

Abrí los ojos lentamente y me encontré con el mismo chico de hace unos minutos atrás.

-G-Gracias.

-No fue nada.

Me ayudó a levantarme amablemente y sólo le di otra mirada de agradecimiento.

-Creo que no cumplimos el plazo de tiempo esperado-dijo riendo entre dientes- Soy Sawyer.

-Haley- dije ya un poco mejor.

-¿Estás bien? ¿Qué fue todo eso?

Mis ojos se llenaron de lágrimas.

Hice una mueca y me pasé la mano rápidamente para quitarlas.

-Nada. No te preocupes.

Sonreí a medias y él también sonrió, pero la sonrisa no le llegó a los ojos.

-Si usted me lo permite, señorita Haley, la llevaré de vuelta a su casa sana y salva.

-Te acabo de conocer.

-No te creo- dijo con sarcasmo- Solo es un buen gesto, no sería capaz de hacerte nada malo.

Me ruborizé sin razón.

-Ok- dije un poco resignada.

Él sonrió y tomó mi mano con delicadeza.

Un escalofrío me recorrió la espalda.

Pero era agradable.

Subimos a su camioneta -lo que era raro es que yo tenía transporte, pero lo dejé en el instituto.

No importa, lo pasaría a buscar mañana.

Me abrió la puerta y subí y me sonrojé -otra vez, si -.

Hablamos y conversamos animadamente todo el trayecto mientras le daba indicaciones de dónde quedaba mi casa.

-Gracias de nuevo- dije.

-Te dije que no fue nada.

Me dio un beso en la frente y se fue.

Entré en un rápido movimiento a mi casa, me bañé, me puse el pijama y dormí plácidamente.

****

Desperté otra vez con la maldita alarma.

Recordé mi miserable primer día e hice una mueca de disgusto pensando en que tendría que revivirlo hoy.

Hice todo lo que tenía que hacer y caminé, ya que había dejado mi auto en el instituto pero no estaba muy lejos.

Divisé la entrada y ahí estaban.

Ashley, Sarah, Catelyn y Tansy.

Maldita sea.

¿Cómo se supone que iba a pasar ahora?

Caminé insegura hacia la entrada.

Ellas enseguida se fijaron en mí, especialmente la reina -notese mi sarcasmo- Ashley.

-Ayer no te pude dar la golpiza que te merecías por culpa de tu nuevo amigo. Y él no pagará, sólo serás tú.

Tragué saliva con fuerza.

-Pero no te podemos golpear aquí, sería muy obvio, acompáñanos, perra.

Asentí temerosamente sabiendo muy bien lo que me esperaba.

Me subí a ese auto lujoso -y horrible- de su "grupito" y partimos rumbo a un callejón que ni siquiera ubicaba.

Genial.

Me sacaron bruscamente del auto, casi tropecé con mi propio pie.

Me acorralaron y Ashley comenzó a golpearme seguida de sus amigas.

Primero empezó con unos fuertes golpes en el abdomen, luego siguió con rodillazos en el mismo lugar y luego me retorció el brazo tan fuerte que no pude evitar soltar un chillido de dolor.

-Perra, no sabes defenderte- dijo y soltó una carcajada.

Las lágrimas ya brotaban de mis ojos sin parar.

Dolía, y mucho.

-No se atrevan a hacerle algo más.

Sawyer.

Bullying.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora