Capítulo 7

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Abrí los ojos de golpe al escuchar mi celular sonar con el ruido de una notificación.

Lo revisé y resoplé frustrada.

Tenía un compromiso con Sawyer.

Quise llamarlo para avisarle que no iba a ir, pero mi celular se apagó a causa de que tenía poca batería.

Cerré los ojos mientras las lágrimas resbalaban por mis mejillas.

De aquí a que saliera del cuarto del conserje, creo que tendría que pasar toda la noche encerrada ahí.

Apoyé la cabeza entre mis flectadas rodillas y sollozé despacio mientras sentía que más y más lágrimas salían de mis ojos.

Pero entonces escuché una voz bastante familiar.

-Haley, ¿Dónde estás?- sonaba desesperado.

-Sawyer-susurré con la esperanza de que me oyera.

Sentía cómo las puertas de los salones cercanos se abrían de un portazo y cómo se aproximaba al cuarto donde estaba yo.

-Haley, por favor dime que estás ahí- susurró mientras sentía que se apoyaba del otro lado de la puerta.

Azoté mi mano contra lo que nos separaba en señal de respuesta, porque mi voz era casi inaudible después de haber gritado tanto.

Él golpeaba fuertemente la puerta, pues era la única que estaba cerrada y justo en ese cuarto estaba yo.

-Tranquila bebé-me estremecí al escuchar esa palabra- iré por las llaves y te sacaré de aquí.

Sentí sus pasos alejarse.

Pasaron aproximadamente diez minutos cuando sentí que la puerta se abría y aparecía su familiar figura.

Corrió hacia donde yo estaba y me abrazó con fuerza.

-Oh preciosa, ¿estás bien?

Sollozé sobre su hombro mientras correspondía a su abrazo.

Me ayudó a levantarme mientras yo seguía sin emitir palabra alguna.

-Que bueno que te he encontrado, no podría dormir sin saber que estás bien.

Sentí el calor subir hasta mis mejillas y bajé la cabeza, tratando de ocultar el rubor con mi cabello.

-Gracias- dije en un susurro casi inaudible.

Él apretó mi mano con delicadeza y me besó la frente.

Caminamos hacia la salida del instituto, y él seguía sin soltar mi mano.

Subimos a su auto y partimos rumbo a casa, o eso creía yo.

Me inquietó ver que el camino no era el que yo o el autobús empleaba para llegar a mi voluminoso hogar.

-¿A dónde vamos? - pregunté sin más rodeos.

-No hemos cancelado nuestro plan preciosa, iremos a ese restaurante que acordamos.

Sonreí. Él sí era un verdadero amigo.

Mi mejor amigo.

Llegamos al restaurante y pedimos una mesa.

La mesera "Soy hermosa y pestañeo mucho para ligar con tu mejor amigo" se presentó y nos dejó la carta.

Fruncí el ceño. Últimamente las palabras "Haley" y "comida" no concordaban en la misma oración.

Pero no quería arruinar esta hermosa tarde con Sawyer por culpa de mis mañas, así que comencé a leer la carta.

-¿Qué vas a pedir?- me preguntó él.

Bullying.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora