Capítulo 6

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Abrí los ojos en un intento de ver de quién provenía esa hermosa voz y volví a ver de nuevo a Sawyer.

Solté un sollozo y su cara se llenó de preocupación.

Ashley, a pesar de su advertencia, me seguía doblando el brazo con fuerza mientras yo gritaba fuertemente de dolor.

Sawyer caminó rápidamente pisando fuerte hacia donde estábamos y golpeó con dureza la cara de Ashley.

-No me importa que seas mujer, porque eres una total zorra.

Ashley sólo asintió temerosamente y acto seguido ella y su séquito se fueron corriendo de ese lugar.

Sawyer corrió hacia donde yo estaba y me abrazó con delicadeza.

-¿Estás bien? -su tono de voz era de preocupado.

Solté otro sollozo.

-No.

Me estrechó entre sus brazos -aún así con delicadeza para no lastimarme-.

Las lágrimas no tardaron en recorrer mis mejillas.

Él me miró con ternura y las secó con las yemas de sus dedos. 

-¿Cómo me encontraste?

-Te he estado vigilando, sabía que algo no iba bien contigo y quería averiguarlo.

Me mostré sorprendida ante su comentario.

-Muchas gracias- le susurré.

-Fue un placer.

Trató de ayudarme a levantarme pero mis piernas flaquearon a causa del dolor y me derrumbé en el suelo.

Me tomó entre sus brazos- si, como a las princesas- y me llevó camino a su auto.

-Ya me encargué del tuyo, le pedí a un amigo que lo llevara a tu casa. - me dijo para tranquilizarme.

Asentí tristemente.

Al parecer él lo notó.

-¿Qué es lo que pasa?

-Nada.

-No me mientas.

Sus ojos me miraban fijamente, tratando de descifrar qué era lo que sucedía.

Las lágrimas otra vez resbalaron por mis mejillas.

-Me duele- murmuré antes de desmayarme.

***

Abrí los ojos con dureza.

Me encontraba en un hospital, estaba segura.

La pintura blanca recorría las paredes y al lado de la cama había un sillón claramente incómodo de color verde manzana.

Y en ese sillón estaba Sawyer.

Se mostró sorprendido cuando abrí mis ojos y se apresuró para llegar a mi lado.

Su expresión era cansada y sus ojeras eran notables.

-Oh Haley - susurró- Pensé que te habías ido.

Enarqué una ceja ante su comentario.

-No soy tan cobarde.

Él soltó una carcajada y tomó mi mano.

-Así que así es la Haley sarcástica. Me agrada.

Antes de seguir con nuestra conversación nos interrumpió la doctora.

Tenía el cabello castaño claro hasta más abajo de los hombros y sus ojos eran uno café y uno verde, y era un poco bajita.

-Buenas Haley, veo que has despertado. Mi nombre es Francisca Cortés y yo seré la que te atenderá en estos días. La emfermera que te ayudará será ella -la señaló.

Bullying.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora