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enero 2023 📍Manchester, Reino Unido
Selena
— ¡¿Voy a ser tío?! - me sobresalte ante el grito que pego Julian.
Levante mi mirada de mi celular y lo vi, sonriendole a la pantalla de su teléfono, la cual mostraba del otro lado a Enzo y Maia. Rápidamente me pare y me acerque a él, apareciendo en el encuadre.
— ¿Le dijeron? - sonreí.
En ese momento la cabeza del castaño se giro hacia mi de una forma tétrica, como si fuera la nena del exorcista. Me dio un escalofrío.
— ¿Vos sabias y no me dijiste? - note como le daba un tic nervioso en su ojo derecho.
Me encogí de hombros y sonreí, lo más inocente que pude.
— Soy la mejor amiga de Maia, obviamente me iba a enterar primero. - Reí y mire a Enzo atraves del celular. - Me enteré hasta antes de ese boludo.
— ¡Ey! - se quejo. - Hija de puta, en cuanto te vea te tecleo.
— Yo también te amo, negro. - Le tire un beso.
Julian me dio un empujón, alejándome y tomando todo el lugar frente a la cámara del teléfono.
— Solo digo: Voy a ser el padrino de esa criatura o se rompe la amistad acá. - Amenazo, señalando a Enzo quien río con diversión.
— ¡Yo la madrina! - grite desde el sillón, para que así me escuchen.
— Deciles que si, así no lloran. - A los dos se nos formo una mueca de indignación al escuchar las palabras de Maia.
— ¡Yegua! - la putee, escuchando su risa desde acá, provocando la mía.
Juli siguió hablando un rato más con los chicos, mientras yo terminaba un diseño de logotipo que me pidieron para mi clase de diseño. Estaba muy concentrada, hasta que sentí una presencia pegada a mi; viendo la pantalla de la tablet y respirandome sobre el oído.
Deje de mover el lápiz digital y gire lentamente mi cabeza, mirando al cordobés a mi costado.
— ¿Necesitas algo? - sonreí divertida, alzando mi ceja.
Los ojos de Julian pasaron de ver la pantalla a mirar mis ojos, dejándome ver en ellos un destello de felicidad y algo más.
— Nada, solo estoy... Mi cabeza todavía procesa la noticia. - Suspiro. - No puedo creer que Enzo va a ser papá y yo tío.
Sonreí y deje la tablet de lado, enfocando mi completa atención sobre el castaño. Levante mis manos y acune su carita entre ellas, dejando caricias sobre sus mejillas con mis pulgares.
— Yo no puedo creer que voy a ser tía. - Reí y el igual.
Me quedé colgada, mirándolo por unos cuantos segundos. Deleitandome con su sonrisa, sus ojitos que brillaban, sus cachetes rosados y la felicidad que irradiaba.
