Capítulo II. Serás muy fuerte.

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Los ocho meses se han cumplido y el día de dar a luz llegó. Yon Suk se encontraba en la sala de emergencias luchando por tener a su bebé, van al menos dos horas sufriendo ella sola contra el dolor y el sentimiento de lograr salvar a su pequeña criatura. Sujetaba fuertemente la sábana pujando con todas sus fuerzas, pero estas cada vez eran menores —Delbert, te necesito —dijo en un susurro pujando una vez más sin tener resultado alguno. Las enfermeras se dedicaban a estabilizar los signos vitales de Suk los cuales se hacían más lentos, ambas jóvenes se miraban entre sí observando el estado grave de la pelirroja.

Mientras tanto por el otro lado se encontraba Delbert que aún sujetado entre las cadenas pesadas escuchaba las súplicas de Suk mediante sus pensamientos, la presión en su pecho se hizo presente al saber que no podía hacer absolutamente a pesar de la voz débil de la joven. Suspiró pesadamente pasando su lengua por sus secos labios de haber estado todos esos meses entre las llamas, una nueva súplica de Suk le hizo levantar su vista —¡Abad! —gritó desesperadamente— ¡Por favor! —Ahora él era el que suplicaba por ser escuchado. Sin dejar de gritar un solo segundo mientras forcejeaba en esas duras cadenas y a los cinco minutos de gritar el demonio Abad llegó furioso a la habitación por el escándalo que hacía.

—¡Puedes callarte! —entró gritando hasta ponerse frente a él.

—Abad, jamás te he pedido nada, ni siquiera dije algo con mis castigos —le miraba con esperanza—, solo quítame estas cadenas, pueden darme un nuevo castigo, pero la madre de mi hijo está muy mal, morirá pronto —dijo suplicante. El demonio le miró unos segundos y finalmente con un suspiró las cadenas cayeron junto al cansado Delbert, estiró sus extremidades poniéndose débilmente de pie.

—Tu tiempo de castigo terminaba esta noche, ve a ver morir a la madre de tu hijo y vigila que el niño esté sano y regresa con él —dijo tronando sus dedos y en un par de segundos Delbert estaba en la misma sala de emergencias que Suk.

Ella al verlo sintió alivio de no estar sola en ese momento, sentía que son sus últimos minutos y lo menos que quiere es morir sola. Por sus malas decisiones y acciones a lo largo de su vida, su familia y conocidos se alejaron de ella por temor que usara uno de sus tantos hechizos de magia en contra de ellos que no les quedó de otra más que jamás acercarse a ella. Le miró llorando observando el mal estado en el que se encontraba el demonio, su rostro y ropa se encontraban muy sucios y en estado deplorable —No puedo más —le confesó luchando por poder hacer que nazca su bebé ignorando el sentimiento de pedir una explicación ante su aspecto.

Delbert se acercó a su lado tomando su rostro entre sus manos, los presentes no podían verlo, pero Suk tomó un poco de fuerzas al tenerlo ahí para hacer sus últimos esfuerzos. —Sé que puedes Suk, vamos hermosa —su pecho se contrae mirando su esfuerzo sabiendo que son sus últimos momentos de vida.

Dos esfuerzos más y el llanto de un bebé se escuchó en la sala.

—Lo hiciste increíble —la reconfortó Delbert dándole un beso en la frente.

La enfermera terminando de envolver levemente al bebé se lo acercó a Suk para que pudiera verlo —Su bebé señora, nació muy sano y perfecto estado —expresó colocándola cerca de su rostro.

Débil le tomó su pequeña manita —Precaución, hemorragia —la otra enfermera ayudaba al doctor a tratar de controlar aquello lo cual se les estaba haciendo imposible, Delbert miraba como poco a poco se debilitaba más. La que sostenía al bebé se alejó con una mirada de preocupación sabiendo lo inevitable.

—Cuida por favor a Jungkook —pidió cerrando sus ojos respirando con lentitud—, cuídalo por favor Delbert. Gracias por venir —y así, escuchando el llanto de su hijo dio su último suspiró. La máquina hizo el sonido de advertencia y las enfermeras negaron confirmando que no había nada más que hacer para poder ayudarla.

«The Devil's Son» | El hijo del demonio - KookTae | © 1° EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora