«The Devil's Son» | El hijo del demonio - KookTae | © 1° Edición

Capítulo XIII. ¿Puedes verme?

Advertencia de leve contenido +18 sexual, igual Jung Kook Top; toma tus precauciones.

Abad tenía buen rato sintiendo el amor que el castaño desprendía por el pelinegro, sonreía mientras observaba unos documentos; Kim Taehyung, su Kim Taehyung está demostrando que no importa no mirar a la persona para poder enamorarse, con solo sentirlo a su lado es más que suficiente. Lo ha considerado mucho en ese par de días que es hora que todo el mal restante de Jungkook sea retirado; con una sonrisa y un suspiro tronó sus dedos llevando al par de jóvenes ahora dormidos una cálida brisa y ese maravilloso cambio que, al despertar, será partícipes de nuevas emociones y sobre todo nuevas experiencias al poder mirarse finalmente.

Delbert entró a la habitación de Abad y al verlo sonreír sonrió de la misma manera —¿Qué mosca te picó? —preguntó riendo sentándose frente a él.

Abad negó sonriendo —Kim Taehyung, es Kim Taehyung —el rey rio al ver la confusión en el rostro ajeno que comenzó a relatarle la historia de principio a fin, donde su octavo hermano había sido tan descuidado hasta el último suspiro del señor Kim; ahora él está viviendo por fin la vida que tanto deseaba y está feliz que sea con Jeon Jungkook a su lado. Delbert sonreía encantado de los dichosos que estaban siendo ambos por tenerse cerca y está completamente seguro que se cuidaran, respetarán y sobre todo amaran incondicionalmente.

A la mañana siguiente el castaño abrió sus ojos lentamente mirando en dirección a la ventana, los rayos de luz entraban molestando sus ojos que estaba dispuesto a levantarse y cerrar para volver a dormir que ha pasado una larga pero satisfactoria noche, giró su rostro hacia su preciado Jungkook y ¡Realmente estaba Jungkook ahí! Sorprendido no dijo nada, no se movió ni un solo centímetro ya que el miedo comenzó a inundar su cuerpo ¿Volvería al infierno con su padre? ¿Realmente tendría que irse de su lado? Suspiró despacio observando lo atractivo que es: las facciones de su rostro eran tan bonitas y perfectas que quería acariciar cada parte de ellas, su lindo cuello y aprovechando que la manta cubría hasta el vientre observó con detenimiento su cuerpo y sonrió complacido ¡Era más atractivo de lo que podía imaginar! ¿Ese demonio precioso quiere estar con él? Debería estar soñando. Se acercó despacio al cuerpo ajeno y alzó su mano a acariciar despacio su rostro, el pelinegro lo sintió y despacio abrió sus ojos volteando hacia él; Taehyung sonreía mirando directamente a sus ojos sin dejar de acariciar su rostro, algo era diferente ya que parecía que Taehyung por fin miraba exactamente en sus ojos, frunció sus cejas y el más bajito las acarició —Buen día —saludó el castaño y con confusión respondió.

—Pareciera como si pudieras verme —dijo despacio con su corazón acelerado por esa esperanza, Taehyung solo sonrió asintiendo.

—Puedo hacerlo —al escucharlo se levantó lo más rápido que pudo parándose frente al espejo del lado de la cama, se miró seriamente sin poder asimilar que realmente se estaba mirando en el espejo ¡Su reflejo por fin estaba ahí! Pasó saliva algo nervioso y miró a Taehyung por el espejo, él le sonreía feliz desde la cama; la sábana cubría hasta su cadera que al estar acostado de lado su silueta era hermosa más aún con los rayos de sol reflejando su cuerpo.

El castaño sonreía un poco avergonzado ya que el más alto estaba ahí parado frente al espejo completamente desnudo, aprovechando que la mirada de Jungkook volvió a él mismo, su propia mirada bajó del vientre a lo que tuvo dentro de su cuerpo horas atrás y mordió su labio realmente encantado con lo que veía. Sí así era su demonio de atractivo y sexy, no quería imaginarse con un humano nunca más. El más alto salió de su confusión y miró una vez más a Taehyung por el espejo —¿Qué opinas al respecto? —preguntó preocupado. Ahora lo podía mirar y sus pensamientos viajaban a un "quizá no le guste" que su mirada estaba apagada ¿Sí realmente verlo cambió toda su bonita relación? Suspiró yendo a la cama sin importar lo desnudo que se encontrara —Dime lo que piensas de mí —dijo colocando la mano en la cadera del más bajito aún sobre la tela, lo miró sonreír y acercó la mano a acariciar nuevamente el rostro.