la bala me pasó cerca a la oreja, silbándome, me dejó sorda y me movió un poco el cabello, luego sentí otra, me pasó cerca a la pierna, quien sea que me está disparando está asustado, o está ciego porque si me quería matar ha fallado dos veces y de haber sido uno de los muertos ya estuviera su cuello entre mis dientes pero no lo soy así que comencé a gritar para que supieran que estaba viva y no les haría daño, levanté las manos en señal de paz y parece que sirvió porque cesaron los disparos.
- Por poco y me matas, que te pasa?- dije con la voz ronca, moría de sed
- Lo siento pensé que eras uno de ellos -me dijo una voz femenina y fuerte un poco ronca también
- no lo soy, solo quiero estar a salvo
- ya somos muchos - dijo una voz detrás de ella - no podemos traerte con nosotros
¿muchos? será que después de todos estos días tendré una conversación amena con gente viva?, pero como convencerlos?, de la nada se me ocurrió una idea, en este tipo de desastres es muy necesario alguien que sepa de medicina, y yo aprendí primeros auxilios en el colegio
- podría ayudarlos, sé de medicina
- ya tenemos un doctor, no nos sirves
bueno de todas formas ya estaba destinada a morir
- cállate! podemos llevarte pero no te voy a salvar el trasero oíste - dijo la mujer- si te quedas te quedas, y si te muerden te mato, simple.
no tenia de otra, el ruido de las balas haría venir a un montón de muertos y dentro de poco derribarían el lugar a punta de arañazos y gemidos así que acepté me limpie la cara y las lagrimas que me salieron del susto y dije, soy Chloe por cierto
- sí, como sea Chloe
salió de la oscuridad , era una mujer de unos 30 años de cabello rojo, traía la ceja partida y la cara llena de sangre seca, me hizo a un lado y cerró las cortinas de metal a mi espalda, me dijo que los siguiera, bajamos un par de escaleras en la parte de atrás de la tienda, estaba oscuro, pero de alguna manera me sentía a salvo, pensé iba a morir en el hotel, pero la suerte me acompañó. El lugar olía a moho, y las luces parpadeaban, después de caminar un poco subimos otras escaleras y había una puerta grande, y metálica, el chico que acompañaba a la mujer tocó la puerta tres veces, luego dos y luego otra vez tres, y dijo "centauro "después se escuchó como se movían algunas cosas detrás de la puerta y se abrió, la luz entró como una centella, dejando ver las motas de polvo en el aire, entrecerré los ojos para ver mejor y entonces había la figura de un anciano con una escopeta, la tenia frente a nosotros, escuché murmurar un par de cosas con la gente que me acompañaba, detrás del anciano había muchos estantes, parecía un almacén, pero parecía demolido, todo estaba en el piso, nos dejó pasar, y puso muchas sillas en la puerta, con que eso era lo que detenía todo, buena idea, parecen organizados, la luz entraba por las ventanas, frente al almacén había un patio, y unas cuantas rejas, se podía ver a los muertos caminando, me asusté un poco, habían acabado con todo el hotel y podría pasar lo mismo aquí, pero de algún modo me sentía más segura.
- tranquila- me dijo alguien a mi lado, bajé la mirada y había alguien, despeinado y con el cabello rucio cejas grandes y como de 15 años - no pueden vernos desde aquí, sabes cuando morimos nuestros ojos dejan de funcionar simplemente se vuelven bolas obsoletas y no pueden lubricarse asique nos volvemos técnicamente ciegos, sin embargo creo que la nariz sigue funcionando por eso siguen viniendo, conté treinta y cuatro ayer, pero parecen más, ese gordo de ahí no estaba y tampoco la mujer sin la media cara, me llamo Miguel, quieres dar una vuelta al lugar chica nueva - asentí, me dio la mano parecía alguien amable