La muerte se cernía sobre ellos como una sombra amenazante, oscureciendo el cielo de sus vidas con su manto funesto. Su presencia era como un abismo, un vacío insuperable que los dejaba sin aliento y sin esperanza. Cada vez que se llevaba a uno de ellos, dejaba tras de sí un agujero negro que nadie podía llenar, una ausencia que dolía como una herida abierta. Y así, poco a poco, la muerte fue vaciando el mundo de aquellos que alguna vez habían sido felices, dejando atrás solo un paisaje desolado y triste, donde las risas habían sido sustituidas por lágrimas y el sol se había convertido en una sombra gris y opaca.
Los habitantes de Brookville la querían con devoción...
como si fuera la luz que les guiaba en la oscuridad. Ella era su vida, su alma y su esencia, una presencia que se sentía en cada rincón del pueblo y en cada corazón de sus habitantes. Su alegría era contagiosa, su risa resonaba como música en los oídos de todos y su presencia iluminaba incluso los días más grises. Ella era como el color en un mundo en blanco y negro, un respiro de aire fresco en un ambiente sofocante. Cuando se marchó, dejó un vacío en el corazón de cada persona que la conocía, como si una parte de ellos se hubiera ido con ella. Brookville nunca sería lo mismo sin ella
Autumn Harrison, ella, la vida. Ella, lo que se podia describir como simplemente... Todo.
Mientras subía los escalones, una lágrima solitaria se deslizó por mi mejilla, como un último adiós a lo que estaba dejando atrás. Me detuve en el tercer escalón, o quizás en el cuarto, pero cuanto más lo miraba, más pensaba que era el quinto. Todos esperaban mi habla, pero las palabras se quedaron atascadas en mi garganta, como si temieran salir al mundo sin una guía. Allí, en ese escalón incierto, sentí que mi corazón se rompía en mil pedazos, como un cristal delicado golpeado por una ráfaga de viento inesperada. Miré hacia abajo, hacia los escalones que había recorrido, hacia la vida que había dejado atrás, y sentí una punzada de dolor en el pecho. ¿Cómo podría seguir adelante sin lo que había dejado atrás? ¿Cómo podría caminar hacia el futuro sin la seguridad del pasado? Pero entonces recordé las palabras sabias de mi abuela, que decía que el camino más difícil era a menudo el más gratificante. Con un último suspiro, reuní todas mis fuerzas y continué subiendo, sabiendo que la cima estaba cerca.
"Yo..." Dije, con un nudo en la garganta y las palabras saliendo apenas en un susurro.
"Yo..." intenté otra vez, pero mi voz se quebró en un sollozo.
Todos me miraban con expectación, esperando a que terminara mi frase. Pero ¿cómo podía continuar? Cómo podía encontrar las palabras adecuadas para expresar el dolor y la tristeza que sentía en ese momento. Cerré los ojos y respiré profundamente, tratando de encontrar la fuerza para seguir adelante. Y entonces, como una suave brisa que acaricia el rostro, sentí un rayo de luz que se filtraba por una ventana cercana. Era como si un ángel hubiera llegado para guiarme en mi momento de oscuridad. Abrí los ojos y dejé que mi mirada se posara en las caras expectantes de la multitud.
"Yo... les agradezco" Sentí como mi garganta se relajaba.
La multitud se sorprendió al escuchar mis palabras, fue como si el aire mismo se hubiera detenido para escuchar mi voz, para sentir el eco de mis emociones en el mundo.
"Puede que..." Volví a sentir como ese ángel me abrazaba, como sus brazos me sostenían cálidamente, mientras me susurraba lo que decir.
"Puede que..." volví a sentir como ese ángel, esa luz, fuera lo que fuera, me abrazaba, como sus brazos me sostenían cálidamente, mientras me susurraba lo que decir.
"Puede que hoy diga adiós, pero nunca olvidaré lo que hemos compartido juntos, cada momento de risa y de lágrimas, cada abrazo y cada palabra de aliento. Y aunque el futuro pueda ser incierto, sé que siempre tendré a cada uno de ustedes en mi corazón, y que siempre estaré aquí para ustedes, como ustedes lo han estado para mí". Las palabras salieron de mi boca como si hubieran estado allí todo el tiempo, como si la luz que me abrazaba las hubiera colocado allí para que yo las encontrara.
Y en ese momento, sentí una fuerza y una determinación que no sabía que tenía. Miré a la multitud, y vi sus caras iluminadas con un brillo de esperanza, algo extraño. Mi luz se había expandido hasta ellos, parecía como si ahora, cada uno de ellos, hubiera encontrado a su ángel, a su yo interior.
Y entonces, en ese momento de claridad y entendimiento, la encontré. La encontré como se encuentra una perla en el fondo del mar, como se encuentra un rayo de luz en la oscuridad. La encontré como si hubiera estado esperando por mí todo el tiempo, como si el universo hubiera conspirado para ponerla en mi camino. Era una frase simple, pero llena de significado y fuerza, una frase que encapsulaba todo lo que sentía en ese momento. Y cuando la dije, sentí como si hubiera liberado una parte de mí que había estado atrapada durante mucho tiempo. La frase se elevó en el aire, como un pájaro que vuela hacia el cielo, y se extendió por la multitud, como una semilla que germina en la tierra fértil. Y allí, en medio de la tristeza y el dolor, encontramos un momento de belleza y de esperanza, una promesa de que la vida seguiría adelante, y de que siempre habría un rayo de luz que nos guiaría en la oscuridad.
" Mientras nuestra alma sea gentil. "
Estaremos bien, lo se.
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Holaaaaaaa, no se qué estoy haciendo aquí, pero me pareció una buena idea escribir algo para no morir de aburrimiento.
Y ya que estoy, ¿por qué no intentarlo cada semana? ¡Vamos, que me gusta vivir al límite! Espero que esto no sea una pérdida de tiempo, pero si lo es, al menos te puedes reír de mi torpeza y falta de talento. ¡Que comience la diversión!
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~•As we all become~•. (En pausa)
Non-FictionAutumn Harrison murió. La mujer que era la única alegría que existía en el pueblo desapareció por completo de este mundo. Su muerte dejo un vacío a todos los habitantes, que con una tristeza profunda, atendieron a su funeral. Brooksville era un pueb...