9- Felicidad

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-¡AQUI VOY! 

rubius salto al rio, emocionado. quackity se quedo sentado en la orilla, mojando sus pies que estaban cubiertos por heridas cerrándose, con una camisa negra y el ala pegada con una venda a su cuerpo. si no hacia eso, podía perder equilibrio y caer. apenas podía caminar un poco durante el día.

miraba encantado como rubius  nadaba para conseguir peces para la cena. la cabaña estaba muy alejada de todos y todo, por lo que tenían que buscar a su manera recursos para sobrevivir si no es que rubius se iba disfrazado a aldeas que estaba muy lejos.

ya había pasado 3 semanas desde que habían escapado y estaban en aquel lugar apartado. ¿Cuánto tiempo habría caminado rubius ? nada de lo que miraba alrededor le resultaba conocido además de que nadie a excepción de ellos y los animales estaba en los alrededores. 

quackity no podía moverse tanto como quisiera pero al menos podía hacer cosas básicas como cocinar o encender la chimenea. aun así, no podía evitar sentir que no  servía para mucho; quería mejorar para poder construir algunos mecanismos que les facilitara la vida. 

se preguntaba ¿Por qué rubius había decidido escapar con el? había un virus que no podían detener y una vida como la de el seria fácilmente sacrificable. no entendía. o tal vez, le costaba entenderlo. que alguien prefiriera su persona que la de el mundo entero era algo inexplicable para el. pero decir que no le hacia feliz era mentir.

 a pesar de sentirse culpable por los demás, sentía una suma felicidad por ser elegido por el y estar junto con el en aquella cabañita en medio de la nada. era como si ambos se hubieran ido a otro mundo.

cuando rubius salió del agua con dos salmones enormes en manos, abrazo a quackity estando así mojado, haciendo que quackity quisiera apartarlo, molesto. pero rubius reía contento y después de separarse se sacudió, haciendo reír a quackity.

cocieron el pescado y acompañado de algunos complementos extras, comenzaron a comer mientras sus pies se remojaban en el rio y escuchaban los sonidos de los animales que había a la cercanía.

cuando terminaron de comer, quackity comenzaba a tener  sueño. entendía que el cuerpo del patito intentaba recuperarse completamente por la ausencia del ala, por lo que por lo general dormía y comía. sintiendo que estaba seco, tomo a quackity y le recostó en su regazo, dejando que el sonido del rio y la naturaleza arrullara al menor. ante sus ojos, el patito le parecía mas un gato. 


en el día si rubius estaba en casa, platicaban, extrañaban a las amistades que habían dejado atrás, jugaban y a veces peleaban o al menos eso pasaba cuando quackity no estaba dormido, y en la noches, cuando rubius estaba ahí, dormían juntos. rubius abrazaba a quackity, cuidando que su débil y herida ala no se aplastara con el preso de este. y quackity se sentía agusto acurrucado con rubius. el oso era muy cálido y le hacia sentirse seguro. 

a veces, rubius le dejaba dormirse encima de el. aun cuando rubius era delgado y alto, tenia mucha resistencia y fuerza y además, aquella posición, hacia que quackity pudiera desplazar su ala agusto alrededor de ambos. a veces pensaba que si tuviera ambos órganos y toda sus plumas, seria como si ambos estuvieran envueltos en una suave sabana.

pero pensar en ello no era sano. asi que evitaba hacerlo por el bien de ambos.

 asi que evitaba hacerlo por el bien de ambos

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El Patito FeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora