3. Debí suponerlo

880 39 11
                                    

La distancia nos alejó a ambos, de manera aquello que nos hizo desconocidos. Lo cual es irónico, tomando en cuenta que puedo jurar que ni siquiera tu misma te conocías de la misma manera en la que yo una vez lo hice. 

Por eso se me hizo tan predecible el hecho de que ese día te acercaras a mí, y sin siquiera escucharte una palabra, yo ya sabía a lo que venías.

Pero no te puedo culpar. 

Debí suponerlo desde la primera vez que te vi, que tu y yo jamás ibamos a congeniar en ningún sentido; tú siempre tan sociable y expresiva, mientras que yo con una sola mirada ahuyento a cualquiera que intente si quiera cruzar un par de palabras conmigo. 

Pero mi curiosidad pudo más y mi egoísmo también, cuando quise tener aquella luz en ti para conmigo, ¿Porqué no te alejé en su momento, como lo había hecho con el resto?

Pero me envolviste rápido y fuerte, y vaya que me gustó. 

Mis amigos siempre me habían dicho que era un bruto en cuestiones del amor, mis fracasos amorosos los avalan y yo nunca había tenido quejas en ese aspecto; pero ahora, incluso con el tiempo, sigue doliendo de igual manera. Pero tampoco pienso hacer algo al respecto. 

— Pareces un psicópata de mierda —el olor al tabaco se hizo presente— tienes suerte de que sea tan distraida para notar tu mirada. Pero ya dejala en paz, asustas a sus pretendientes.

— No es mi intención —enfoco mi vista en el libro que estaba leyendo antes de distraerme— igual seguro son unos lloricas para no tener el valor de acercarse a ella.

— Teniendo al campeón nacional de Taekwondo y lucha libre como ex, creo que no están tan locos.

— Ya no estoy con ella, no tiene por qué importarles, seguro solo son unos lloricas y cobardes inseguros.

— Quizás —empezamos de nuevo—  tu puedes mentirte todo lo que quieras, marimo, pero aquí el único llorica y cobarde eres tú; si sigues así, no vas a poder estar en paz.

La paciencia de escuchar el sermón de mi amigo, había alcanzado mi límite diario, por lo que solo tomé mis cosas y empecé a caminar.

— ¡Cobarde! —solo porque no tengo ganas de hacer relaciones sociales, me sigo juntando con la copia barata de Romeo. 

Aunque tenía algo de verdad, pero no era como que eso fuera posible a estas alturas.

"— ¿No vas a decir nada? 

— ¿Qué quieres que diga? Si es lo que deseas, está bien, no puedo hacer nada contra ello."

El color rojo en tus ojos es la última imagen con la que siempre me voy a quedar y la que siempre va a doler. 

"— Yo una vez te dije —sorbió su nariz— que te amaba tanto, que el día que te falte el amor, yo amaría por los dos ¿Te acuerdas? —sus ojos se humedecían con fuerza— estaba ebria, pero quise decir eso. Pero ahora —respiró profundamente— ya no me da más, Zoro, me duele tanto estar dando por los dos, que... que ya no quiero rogarte."

Y sin más te fuiste, sin darme oportunidad a replicarte.

Y de eso, un año.

El enojo y el orgullo en su momento no me permitieron correr detrás de ti para poder tratar de solucionar todo. Pero ya ahora, veo que debí correr detrás tuyo y aprovechar cada momento contigo.

Me recuesto en un árbol y cierro mis ojos tratando de evitar algunos recuerdos que seguían anclados en mi cabeza.

— ¿Entonces piensas invitarla a salir de nuevo? —escucho al otro lado del viejo roble de donde estaba recostado— ¿Sabes quién es su ex? 

One Shots - Zoro RoronoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora