LA GRAN MADRE

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Era una reparación como cualquier otra, ya de rutina, Fredy mantenía la vista en lo que el llamaba de forma sarcástica la Gran Madre.

—¿Cómo nos tratarás hoy madre? —Preguntó, sin apartar la vista de la esfera brillante —¿Cuántas veces me harás reparar esta porquería?.

Tras un par de horas de reparaciones ingresó a su nave molesto, pues ya era la décima vez, a lo largo del día que las hacía. Cuando aceptó la misión pensó que haría grandes cosas, sería un héroe para la humanidad, no reparar una y otra vez la nave que se supone lo inmortalizaría como un pionero en los viajes planetarios. Su objetivo era nada menos que el mismo Marte. Ahora dudaba si valía la pena el viaje de 5 años.

—Mientras el reactor nuclear no falle, no deberíamos tener mayores preocupaciones -Se escuchó a través de un parlante. Era una voz neutra, inexpresivamente amigable.

—¿Cuánto hace que estamos aquí?

—eso es relativo, el tiempo en el espacio...

—Ya se como es el tiempo en el espacio, quiero saber cuánto llevamos flotando en la nada.

—Realmente no lo se

—Pensé que los asistenciales tenían el conocimiento del mundo impreso en sus circuitos.

—Hay mucho que no sabes de los asistenciales.

Habían perdido el control de la nave tras ser impactados por una onda solar. Cuando lograron estabilizarla, Asistencial que era como llamaban a las inteligencias asistenciales, intentó al instante entablar comunicación con la tierra, con cualquiera, sea de Hyperspace, la NASA, Tesla, el gobierno, quien sea, pero no logró nada. Constantemente recibía estática.

—¿Seguro que no sabes en qué fecha estamos? -preguntó Fredy.

—te obsesionas con el tiempo Fredy.

—¿es que es tan raro preguntar la cantidad de días que llevamos perdidos?
-respondió Fredy notoriamente molesto.

—no me has preguntado si seguimos en ruta.

Fredy guardó silencio absoluto, luego de un minuto suspiró amargamente y preguntó:

—¿Seguimos en ruta?.

—No lo se Fredy.

Fredy frunció el ceño por un instante, pero luego volvió a suspirar y echó a reír. Ya se había acostumbrado al inexpresivo sentido del humor de su compañero, uno que solo un asistencial podía tener.

El viaje comenzaba a afectar a Fredy, una y otra vez reparaba los escudos la nave tras choques y choques de ondas solares. Salir afuera, al vacío del espacio antes le aterraba y fascinaba al mismo tiempo. Hoy un viaje hacia afuera de la nave era como regar las plantas en la tierra.

—Nunca me preguntas como está la tierra.

—¿Para qué?, todas formas, no lo sabes.

—¿Por qué supones que no lo sé?

—¿Y los sabes?

—No lo sé Fredy

—¿Nunca te callas asistencial? Vaya inteligencia asistencial me saliste, no sabía que ustedes hablaran tanto, ¿así te programaron? —dijo Fredy quien ya comenzaba a irritarse.

—Yo no fui programado.

Fredy levanto una ceja ante tal respuesta, ya empezaba a dudar de que su compañero era un ser virtual.

—¿Cómo que no fuiste programado?.

—Hay mucho que no sabes de los asistenciales -Antes de que Fredy pudiera iniciar un extenso interrogatorio la nave fue golpeada por otra onda solar.

Historias de un Próximo FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora