4. La residente II

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 Tras un almuerzo rápido y un par de clases extra, sumado al tiempo que pasó en la biblioteca escondiéndose de los comentarios de todos sobre lo que pasó o no pasó en esa mañana, finalmente llegó su hora favorita del día. Sería la primer práctica del equipo de natación femenino, que compartirían entrenamiento con quienes no formaban parte del mismo pero tomaban la clase de todas formas. Lo que significaba que al menos unas 20 chicas estarían junto a ella.

Al entrar en los vestidores, la mayoría de ellas ya estaban ahí. Se acercó al que era su casillero y comenzó a desvestirse y ponerse el traje de baño en una danza incomoda que ya se sabía de memoria.

-Woods, estás en el lugar equivocado del vestidor. -No se volteó, sabía por las risitas del fondo que aquello no era un comentario inocente. Al no ver reacción por parte de ella la chica remató el chiste de todas formas- Los de hombres están al otro lado del pasillo.

Un par de risas en el fondo sonaron más alto que antes, y hasta ella se permitió sonreír. Era sencillo ver por donde querían llevarla aquellos chistes. Y aunque la picara, no podía permitirse perder la razón, no quería darles esa satisfacción.

-O solo los usas cuando Lincoln o Collins se están duchando. -Esta vez no hubieron tantas risas, aquello era una provocación y todas en el vestuario lo notaron.

-Parece que no te escuchó. -Se venía otro, la voz era tan similar a la anterior que creyó que venían de la misma persona, pero al voltear se encontró con el otro único par de gemelas del colegio.

No eran las rubias de ojos celestes que gobernaban la escuela, eran dos hermosas chicas de último año que conocía de vista aunque nunca había hablado con ellas. Hasta donde sabía, ambas querían el lugar de capitán del emergente equipo de natación. Echo y Ash, de apellido Snow, ambas tenían ojos café, piel excesivamente pálida, y una figura para morir. Eran bellísimas e intimidantes en partes iguales, aunque no solían verlas juntas, todos sabían que siempre existía rivalidad entre las hermanas, y mejor estar lejos cuando las cosas se ponían difíciles.

-Escuché bien -respondió sin apartar la vista. Algunas de las otras chicas se acercaron para mirar, pero estaba cansada de los comentarios de todo el día y no tenía miedo de contestar- estoy en el lugar correcto.

Se volteó y cerró su casillero mientras señalaba una cinta que tenía escrito, "Capitana" en marcador negro, pegada en la parte superior del mismo.

-El de ustedes es... -Fingió buscar entre los casilleros sus nombres bajo la atenta mirada de todas, y entre esas miradas se encontró con unos ojos azules y una sonrisa de lado mirándola divertida. Por algún motivo, aquella mirada le dio coraje, y siguió con su juego.

Detuvo sus pasos junto a los espejos y lavabos, y miró con diversión a las gemelas, que tenían los brazos cruzados, esperando a que haga algo. Lexa corrió el bote de basura que se escondía bajo los lavabos, asintió leyendo en voz alta la palabra "basura", como si leyera para ella misma, pero lo suficientemente alto para que todas la escucharan y volvió a enfrentar sus miradas.

-Aquí. -Dijo con tono de hablar en serio. Clarke fue la primera en reír, dando píe a todas las demás de hacerlo.

-Estas muerta Woods. -Ash avanzó hacia ella, decidida a hacerle daño, pero Echo la frenó por el brazo, iniciando un forcejeo entre hermanas.

Lexa aprovechó aquello para volver a su casillero, guardar todas sus cosas y dirigirse a la pileta. Sabía que las miradas estaban en la pequeña pelea entre las gemelas, y que acababa de jugar con fuego, pero no podía dejar de sentir una satisfacción, sobre todo impulsada por una sonrisilla que la miraba desde el otro extremo del vestuario. Llegó a preguntarse si todo lo que había hecho había sido solo para impresionar a esa rubia.

El instituto Silver Crown- ClexaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora