Faltaban 30 minutos para que su alarma suene a las 6am en punto, pero la castaña ya tenía sus ojos abiertos clavados en el techo. Desde hace varios años había acostumbrado a despertar mucho antes que su reloj suene, sin embargo jamás arriesgaba a no programarlo. Lexa estira su brazo y toma su celular para confirmar que, como sospechaba, eran las 5:30am. Cualquiera en su lugar intentaría cerrar sus ojos y seguir durmiendo, pero ella ya no luchaba contra ello.
Sabe perfectamente que las duchas estarán cerradas al igual que el gimnasio y la gran mayoría de pasillos. La escuela se ponía en funcionamiento dentro de una hora exacta, es decir a las 6:30, por lo que tenía una hora para poder irse a tomar una ducha, una hora y media para cuando el comedor abra a las 7am en punto, y dos horas y media para el inicio de su primera clase. Tratando de evitar hasta el más mínimo ruido, incluso al respirar, Lexa se desliza fuera de su cama y camina hasta su escritorio, decidida a adelantar clases o lecturas, como todas las mañanas. Nunca alcanzó el mejor promedio del curso ni se creía un genio, pero sus calificaciones eran casi perfectas, y ella lo atribuía en gran parte, a ese hábito que había adquirido.
Cuando va por la segunda parte de las lecturas de esa semana, el rugido de su panza la interrumpe, al ver la hora, solo faltan 20 minutos para poder irse a bañar. Se despereza y estira en su incomoda silla de madera, sin preocuparse esta vez por los ruidos, ya que, como desde hace años, acostumbraba a despertar a su histórica compañera de cuarto.
Lexa camina hasta la cama de Anya y se sienta en ella, sintiendo los resortes de debajo del colchón, que apenas lograba soportar el peso de dos personas.
-Anyaaa -canturrea como una madre amorosa -si no te despiertas voy a tener que tirarte de la cama -susurra, con suficiente fuerza para que su amiga la escuche, pero deseando que por favor no lo haya hecho.
-Si me tiras de la cama te tiro del balcón. -Responde con voz ronca por el sueño acumulado Anya.
Lexa se ríe levantándose del colchón, no necesita decir nada más, su amiga siempre fue de sueño liviano, ya había cumplido su función de despertador.
Saca del placar una camiseta negra con el logo del colegio en ella y unos pantalones deportivos largos. Las reglas del colegio no permiten a los residentes caminar en shorts y musculosas una vez inicien las actividades del día, por lo que tenía que cambiarse su pijama, que estaba conformado exactamente por una musculosa negra y shorts verde militar, solo para ir a las duchas y tener que volver a cambiar de ropa. Mete ropa interior limpia en la mochila, y una bolsita ya preparada con todo lo que necesita, cepillo de dientes, pasta dental, peine, shampoo y crema, etcétera...
Mientras camina por los pasillos concentrando su vista en evitar mirar los que aún mantienen las luces apagadas, comienza a escuchar unos familiares pasos acercándose a ella. Sonríe de lado cuando una sombra gigante se dibuja detrás de la suya, a una distancia poco prudente, por lo que Lexa paró en seco, haciendo que el chico de tamaño considerable choque contra su espalda tambaleándolos a ambos mientras ella ríe.
-¿Madrugando Lincoln?
-¿Como sabías que iba detrás tuyo? -Pregunta aún masajeando su pecho y abdomen que habían absorbido la mayor parte del impacto.
-La discreción no es tu fuerte Linc.
El chico frunce el seño en una expresión que enternece a la castaña, haciéndola sonreír. Es que su amigo para ella y quienes realmente lo conocían, era un cachorrito amoroso atrapado en el cuerpo de un gigante. Bastaba con una mirada de Lincoln para que cualquiera echara a correr temiendo por su vida.
No hablaron mucho más durante el resto del camino, ambos eran personas de pocas palabras, y agradecían compartir aquel silencio. Era uno de los motivos por los que seguían siendo amigos luego de tantos años. Aquello, y que el chico era de los pocos alumnos que, al igual que ella, solía quedarse durante las vacaciones de invierno.
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El instituto Silver Crown- Clexa
Hayran KurguLas gemelas Clark y Eliza Griffin asisten al instituto para niños ricos y privilegiados más prestigioso de la ciudad de Polis. Pero, a pensar de los esfuerzos por mantener la imagen y propaganda del colegio, el instituto no es lo que parece, contand...