prólogo.

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Prólogo.

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– "Le di mil vueltas a la luna y al sol con tal de encontrarte."









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La canción Infinity de James Young suena a través de los parlantes que están en cada esquina del lugar. Las luces de colores del lugar son tan bajas que casi se ve oscuro. Sus ojos brillan de la emoción al verla ahí de pie viendo a todos los estudiantes y uno que otro que no era perteneciente bailar bajo las hermosas guirnaldas con forma de flores. Se ve hermosa. Siempre se ha visto hermosa ante sus ojos.
Demonios, no tenía palabras para explicar lo preciosa que se veía bajo las tenues luces.

El miedo al rechazo lo recorre hasta que ve a su mejor amiga, Danette, asintiendo en apoyo para que se acerque a la chica que provocan esas dichosas mariposas en su estómago, aunque lo veía como un caos.

El caos perfecto.

El nudo de garganta que siente ahora mismo es casi asfixiante. Siente que en cualquier momento se pondrá a llorar por los nervios o tal vez vomitaría, lo primero que pasara. Comienza a acercarse a ella, sonríe feliz cuando Janet lo mira con sorpresa. Sentía sus ojos arder.

— Creí que vendrías la siguiente semana, habías dicho que no podrías venir antes. Que tenías que resolver unos problemas en Rusia — susurra débil, sus ojos llorosos hacen que el corazón de Dareck se estruje, odiaba verla llorar. Sonríe asintiendo, una lagrima se desliza por su pómulo.

— Creíste, siempre fue un plan para darte está sorpresa — con su mano lleva un mechón de su cabello detrás de la oreja de ella y se acerca más a ella, casi haciendo que sus pechos rocen y el calor corporal se convierta en uno. — Sé que hice mal miles de cosas, una de ellas fue dejarte en una incógnita de lo que éramos y nunca te respondí. Te hice mucho daño tras eso y peor fue cuando te enteraste de mi falso compromiso con Andrea.

— Por favor, no hablemos de eso. No ahora — Pide llevando sus dos brazos detrás de la nuca del cabello oscuro a su vez esté la abraza por la cintura para moverse al compás de la canción. Lento y tranquilo.

— déjame hacerte feliz, princesa — susurra sobre su frente para después depositar un casto beso en dicho lugar y bajar a sus labios. — 'Cause I love you for infinity... I love you for infinity.

Canta sobre los labios de la morena. La sonrisa radiante de Janet provoca un gran huracán de sensaciones agradables en el pecho de Dareck. Quién decide seguir con la letra de la canción.

Levanta a la chica por la cintura y gira sobre su propio eje, originando las risas de la azabache.

— Oh, darling, my soul. You know it aches for yours — reparte un par de besos castos por el rostro y labios de la chica. La mira directo a esos ojos verdes que tanto le encantan y sonríe cuando se da cuenta que ella es su lugar en todo el mundo. Que siempre volvería a ella a pesar de los kilómetros de distancia que los separaran, siempre volvería junto a ella—. And you've been filling this hole. Since you were born, oh.

Los dos jóvenes sabían que al día siguiente deberían hablar de todo lo que ha sucedido en el último año. Sabían también que sus amigos estaban tomando fotografías hacía ellos y algunas las publicaban en sus redes sociales. Pero no les importaba todo eso, solo querían disfrutar el momento y el resto de la noche.

— 'Cause you're the reason I believe in fate, you're my paradise —sus dos manos toman el rostro de la chica con tanta delicadeza por el miedo de ser rechazado. Su tacto se siente cálido y suave sobre la piel de Janet. — And I'll do anything to be your love or be your sacrifice.

Finalmente unen sus labios en un compás apacible y tierno. Sienten que el tiempo se detiene cuando se besan y todo el mundo desaparece. Se sentía que solamente eran ellos dos en ese lugar amándose.

Siguen moviéndose al son de la canción y cuando esta termina comienza otra un poco más movida, Janet la reconoció como Perfect de Ed. Sheeran. Obviamente no se querían separar de aquel beso, pero el aire comenzaba a escasear, al alejarse sonríen con un brillo especial en sus ojos: Adoración. Ambas miradas comparten tantos sentimientos y el que más destacaba entre ellos era el amor que ambos jóvenes amantes se profesaban.

— Ti amo, principessa italiana — musita el pelinegro, sentía como los latidos de su corazón iban demasiado rápido. Tenía la sensación que en cualquier momento podría tener un paro cardiaco por lo veloz que iba, todo por la emoción que estaba experimentando.

— ¿Qué? — se separa otro poco más. Instantáneamente percibieron la falta del calor corporal del otro. — ¿podrías repetirlo, chico problema?

— No repito las cosas dos veces, principessa — dice divertido, recordando la vez que se lo dijo a Vicent Meyer. Janet arruga la nariz tras recordar lo mismo que paso hace ya casi dos años. La italiana le propina un pequeño golpe en el hombro, divertida. Dareck suelta una pequeña carcajada y finge hacer una mueca de dolor—. Te amo, italiana agresiva.

— También te amo, ruso tonto. Lo quiero todo contigo, para toda la eternidad.

Ambos volvieron a sonreír cómplices de lo que pasaría esa noche. La noche era joven y ellos la iban a disfrutar al máximo al final de cuentas.


Su amor atravesó la caótica tormenta. 


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Seijaku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora