────❣𝐒𝐋, 𝐅𝐎𝐑𝐓𝐔𝐍𝐀: ❝¿Quién te dijo a ti que el amor no condena?❞
🃏· ˚Eros había pasado una
primera experiencia superheroica
más que recordable más ni en sus
mejores sueños quería otra, incluso
cuando ya parecía pertenecer a...
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08
'𓍢 ·⸻Él es un protagonista. Definitivamente es de leo.
❛Me atrapaste con falsa pretensiones ¿cuanto falta para que me dejes ir? pones a mi alma en llamas Oh, eres la reina de lo superficial.❜
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LA NOCHE estaba algo fría. Eros metió las manos dentro de su nueva chaqueta (cortesía de Kai) y miró en dirección a Jason que estaba demasiado callado para ser él.
Desde que habían salido de la torre no habían hecho más que caminar y aunque ella no se quejara por no tener destino, quería saber si el chico estaba consciente de que estaba deambulando y no solamente eso de estar perdido en sus pensamientos pesimistas. Estaba tan frustrado consigo mismo que no le iba a parecer raro que incluso se olvidara que estaba haciéndole compañía. Sin embargo, aunque tenía el don de la palabra no sabía cómo tratar con Jason, porque en sí, no lo conocía.
No conocía a Jason Todd como le gustaría. No sabía su color favorito, no sabía si era una persona madrugadora, no sabía si le gustaban las películas de acción o las comedias, ¿gustaba de leer un buen libro? ¿Era del equipo que amaba el verano o el invierno? Para Eros, eso era conocer a una persona, los simples detalles.
Porque cuando eres una persona empática, cuando eres aquella clase de ente donde con un solo roce puedes ver los momentos más bajos o incluso el cúspide de la alegría de alguien, los secretos ya no tenían sentido. No le importaban los traumas por abandono, la violencia reprimida o la determinación de ser la salvación (bueno, eso último un poco) pero en sí, los pensamientos profundos no eran nunca la forma de conocer a alguien sino era el ver como actuaban a consecuencia, o mejor aún, cómo actuaban detrás del telón.
En sus pensamientos, Eros tenía una clase de clasificación para las personas y que cara de ellos mostraban ante ella en ciertas situaciones, como todos, era normal tener una cara pública aquella que podía ver arriba de un escenario: tenían pensamientos de que podrían arruinarlo y un millón de personas los verían o al contrario, sentir que eran totalmente amados y que nacieron para ese mismo instante de gloria. Y luego estaba la persona detrás del gran telón, la cara que no muchos dejaban que otros conozcan; aquella donde solamente se tienen a sí mismo con los ojos cerrados, el que piensa en como quiere que salgan las cosas y donde un puñado de otros pequeños personajes pueden influir. La que te muestra la debilidad más real si es que eres lo suficientemente afortunado para ser parte de ese espacio, el que comparte vínculo.
