Querido Lee Minho | Minsung

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Cobarde, esa es la palabra que me representa. Soy tan cobarde.

Soy cobarde por no querer enfrentar mis problemas, soy tan cobarde por no querer hablar sobre mis sentimientos con alguien más.

"Estás así porque quieres."

Tal vez sí, tal vez simplemente merezco estar así. Solamente sirvo para lastimar a otros; incluso si algo está yendo bien, al comienzo o al final termino arruinando las cosas.

"Deja de querer llamar la atención y compórtate."

Tal vez sea cierto, solo quiero llamar la atención. Si así fuera, ¿qué tiene de malo querer llamar la atención? Si así fuera, aún así no recibo la atención de nadie, entonces ¿para qué lo seguiría habiendo?

A veces me gustaría ser otra persona, con otro cuerpo, otra vida, otro rostro... otros sentimientos.

Estoy diciendo cosas sin sentido, siempre me pasa; no puedo hablar sobre una sola cosa a la vez y al final termino diciendo incoherencias.

Gracias.

Gracias por acercarte a mí, gracias por ayudarme el día que colapsé en la U, gracias por acompañarme y perdón por hacer que perdieras una clase por mi culpa.

Gracias por hablarme a pesar de ser yo; me sentí muy feliz. Demasiado feliz, fue lo mejor que me pasó en la vida.

El que habláramos era un hecho demasiado lejano en mi mente, a pesar de que pensaba que en algún momento íbamos a hablar; dentro de mí sabía que de mi parte nunca te iba a hablar. Pero un día lo hice, pero las cosas no salieron como pensaba.

Me sentí mal después de eso, me arrepentí por días, quería desaparecer. El día que decido hablarte, no sé cómo lo hice, pero lo arruiné; siempre arruino las cosas.

No sabes todos los sentimientos que tuve cuando me pediste almorzar juntos; fui la persona más feliz del mundo y cuando seguimos almorzando después de eso, fui aún más feliz. Parecía un sueño hecho realidad, mi corazón se sentía bien, la pesadez en mi pecho desaparecía cada que estaba contigo; tenía miedo de obsesionarme con ese sentimiento.

Pero me di cuenta de algo, tal vez esto simplemente no es para mí. Me sentía bien. Desde que comencé a pasar los almuerzos y unas horas de la tarde contigo, mi corazón se comenzó a sentir bien; por momentos olvidaba el dolor.

Pero al momento de llegar a casa, la realidad me golpeaba como agua fría por las mañanas. La sensación de calidez que sentía era pasajera; por mucho que me sintiera bien por unas horas o días, esa felicidad desaparecía, dándole paso nuevamente al dolor.

Todo es momentario; lo único que perdura es el dolor.

No sé cómo etiquetar esto, ¿carta de confesión? ¿Carta de despedida? No lo sé, supongo que algo de ambas. O tal vez son solo palabras sin sentido; tampoco sé qué estoy haciendo. Solo estoy escribiendo.

Me gustas, creo que es obvio. Pero no me siento con la capacidad de amar. ¿Cómo puedo amar puramente a alguien cuando estoy tan destrozado por dentro? Simplemente no puedo hacerlo.

No quiero lastimarte cuando se supone que te estoy amando. No quiero que ames a alguien como yo, aunque probablemente solo me veas como un amigo, aunque lo nuestro no podría catalogarlo como amistad. Cuando solamente hemos almorzado un par de veces juntos.

Vi tu cara cuando viste mi brazo; pude ver la preocupación en tu rostro. No quiero eso, no quiero que te preocupes por mí. No quiero ser una carga, no quiero que me veas como alguien a quien debas ayudar, no lo quiero.

No mereces estar con una persona así, no mereces alguien tan inestable en tu vida, no mereces estar conmigo. No merezco estar contigo.

Tal vez nunca envíe esto. Pero quería sacarlo antes de partir... Antes de quedarme en el olvido.

Te amo y te voy a extrañar.

Mi querido Lee Minho.